domingo, 30 de marzo de 2014

Teodoro Gascón Baquero: su obra en la botica, el grupo de Teatro y la iglesia de Azuara

El 27 de julio de 2012 publicó Enrique Sancho en este blog un interesante artículo sobre la figura del farmacéutico y artista Teodoro Gascón Baquero. En el Nº 12 de la Revista de Andorra del año 2012, se publica el trabajo titulado Los Gascón, notas relativas a las familias Gascón de Allué, Gascón y Guimbao y Gascón Baquero, descendientes del farmacéutico de Ejulve Domingo Gascón Puerto, que abre nuevas vías de investigación sobre esta ilustre saga familiar.


Transcribo a continuación fragmentos del citado trabajo, realizado por el investigador Vicente Martínez Tejero, con nuevos datos sobre nuestro singular boticario: los decorados, telón y accesorios que hizo para un grupo de Teatro de Azuara, del que hasta ahora no se tenía noticia, y los trabajos pictóricos realizados para la iglesia de Azuara, perdidos tras la Guerra Civil:

La familia Gascón Baquero había residido anteriormente en Alloza y allí nacieron algunos de sus siete hijos, entre ellos Domingo y Florencia, mientras Teodora y luego Teodoro ya vendrían al mundo en Ojos Negros. Poco tiempo después del nacimiento del futuro dibujante la familia se trasladó a Azuara, pueblo natal de la madre y de los abuelos maternos, donde el niño aprendió las primeras letras. En Zaragoza realizó los estudios de bachillerato obteniendo el título correspondiente en 1872, y cursó el primer año de Ciencias, que era común para quienes decidían seguir la carrera de Farmacia. Teodoro adquirió simultáneamente su formación artística académica en la Escuela de Bellas Artes, donde asistió a las clases de dibujo durante los dos últimos cursos que residió en Zaragoza; entre 1873 y 1878 realizó su última etapa estudiantil en Madrid, en cuya Facultad de Farmacia obtuvo el grado de licenciado mientras trabajaba como ayudante del farmacéutico José María Urquidi. No se han encontrado dibujos de Gascón publicados durante aquellos años. 

El nuevo farmacéutico, que había elegido la profesión de su abuelo paterno, tras una breve estancia en Samper de Calanda en 1879, regresó a Azuara en 1880, donde elaboró y dispensó medicamentos durante trece años sin olvidar la práctica de sus aficiones artísticas. Cuando ejerció la farmacia en el pueblo de su familia materna Teodoro Gascón ya figuraba en el diario La Derecha como colaborador artístico y también enviaba dibujos a distintas revistas, entre ellas la madrileña La Risa o la zaragozana El Cocinero, que los publicaron en 1888. Aunque su obra gráfica la ejecutaba en la rebotica, Gascón realizó trabajos pictóricos, según recordaría Heraldo de Aragón en 1926: "En la iglesia de Azuara dejó muestras muy estimables de sus aptitudes artísticas", obras que desaparecieron, al parecer, entre los destrozos ocasionados durante la última guerra civil.

Su primo Domingo visitó aquella localidad en 1881 y, según publicó en La Derecha, quedó sorprendido por las características plásticas de la botica instalada por Teodoro y también por "el bonito teatro construido en amplio local municipal cuyas decoraciones, telón de boca y demás accesorios habían sido pintadas por el artista farmacéutico. De su mérito artístico bastará decir que parecen obras salidas de los talleres de Busato y Bonardi…", el texto concluía con elogios al director del grupo teatral local, al ex-alcalde Lorenzo Casamayor y ex-alcaldesa Joaquina Baquero, y "a los republicanos de estos pueblos, pues si bien es cierto que son pocos en número, son en cambio ardientes defensores de las ideas que profesamos". La afición de los azuarinos por el teatro todavía persistía varias décadas mas tarde bajo la dirección del veterinario Luis Fernández Gallego, que formó el grupo de actores locales, entre ellos su hijo Arturo entonces joven y luego padre del Hijo Predilecto de Andorra, aragonés ejemplar y fraternal amigo Eloy Fernández Clemente.

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De la misma forma que había instalado y decorado su farmacia en Azuara, en 1911 Gascón realizó la decoración de la fachada y el interior de la fábrica de pan de lujo La Vienesa, situada en la madrileña calle de Serrano.


Parece deducirse de lo anterior que Teodoro Gascón abrió la primera botica conocida de Azuara, botica que luego traspasaría al Sr. Castejón y éste a mi abuelo Juan Calvo Escanero. Mi padre recuerda aquella antigua botica y me la describe como sobria pero con gran encanto, con un mostrador que iba de pared a pared y sobre él una cristalera hasta el techo. El boticario dispensaba los medicamentos que preparaba en la rebotica a través de un ventanuco abierto en dicha cristalera. Había un gran banco de madera donde podía sentarse el público esperando a ser atendido. Ese banco lo llevó luego mi abuelo a Zaragoza y lo dividió en dos mas pequeños, uno de ellos sirve aún como asiento en la farmacia García Fuentes de San Mateo y el otro lo tiene mi tío Joaquín en su casa de Madrid. No me cabe duda de que el diseño y decoración de aquella botica fueron una obra de arte que Teodoro Gascon puso al servicio del pueblo de Azuara a fines del siglo XIX. Otras obras de arte, sin forma definida, conteniendo el silencioso arte de la substancia que cura, serían los medicamentos por él preparados. Me parece ver a los personajes de los cuentos baturros de Gascón acudiendo a aquel entrañable establecimiento. Gracias a sus excelentes dibujos, se dispersaban luego por toda España impresos en miles de periódicos los divertidos episodios allí vividos.

Clemente Calvo Muñoz

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