martes, 17 de diciembre de 2013

Soldados azuarinos en la Guerra de Marruecos

La guerra del Rif (1911-1927), también llamada Guerra de Marruecos, fue un enfrentamiento originado con la sublevación de las tribus rifeñas en la región montañosa del norte de Marruecos contra la ocupación colonial española y francesa, afectando principalmente a las tropas españolas.
El esfuerzo militar y económico que realiza España resulta extraordinario, los efectivos totales de las Fuerzas Armadas alcanzan 250.000 hombres; el presupuesto militar casi supone la mitad del total  con 581 millones de pesetas que en gran parte van a nutrir la desproporcionada nómina del cuerpo de oficiales generales y particulares.
En 1921 los rifeños se dirigen a la localidad de Annual ocupada por las tropas españolas, que es puesta bajo asedio. A primeras horas de la mañana del 22 de julio se da la orden de retirada española, que se produce a la carrera y en completo desorden. Perseguidos por los combatientes rifeños, alrededor de  10.000 soldados españoles fueron muertos  por los 3000 rifeños en el camino hacia Melilla.  Muchos supervivientes se refugian en el cuartel de Monte Arruit, donde resisten dos semanas cercados por el enemigo sin apenas provisiones, agua ni ayuda, dada la desorganización y la precariedad de la retaguardia. Finalmente las tropas españolas se rinden, pero los asediantes no observan las condiciones de la rendición y tiene lugar una nueva masacre. Los oficiales abandonaron a sus soldados en los pocos vehículos que existían y los soldados tiraban a los heridos de las mulas para huir con ellas.  La mayoría cayeron en el intento. Los rifeños invadieron las antiguas posiciones españolas, masacrando y torturando a todo español y civil que capturaban.
La guerra de Marruecos fue en general mal vista y provocó importantes conflictos y manifestaciones en la sociedad española del momento. Era del dominio público la pobreza del Rif y muchos no comprendían la pertinencia de una guerra tan sangrienta y onerosa sólo por una cuestión de principios. Por otro lado, las tropas eran de reemplazo, es decir, reclutadas obligatoriamente. Sin embargo, los jóvenes pudientes podían en general librarse del servicio militar pagando a alguien para que fuera en su lugar. Esto reforzaba la idea, cierta al fin y al cabo, de que eran los "hijos de los pobres" los enviados a morir a Marruecos.

CARTA CONTRA LA GUERRA. “Azuara envía un mensaje al Rey”.
El pueblo de Azuara eleva un patriótico mensaje al Rey que firman las autoridades y personas de todas las clases sociales del que es el siguiente párrafo:
“A Vuestra Majestad magnánima, noble y bienhechora, acude este pueblo  para expresar a su Real persona el más profundo sentimiento por todas las contrariedades, pidiendo a Dios cuanto antes, que el ejército, cierre de una vez cuanto antes esa brecha abierta en el corazón de nuestra Patria, cuya inapreciable sangre se derrama a torrentes en aquel pueblo ingrato”
“La Epoca” 6 de agosto de 1921

Tras el desastre de Annual en 1921, por un puñado de marcos España se hizo con armas químicas. Y la venganza oscureció una guerra ya de por sí trágica y cruel. Bombarderos españoles lanzaron gas. Llegó la asfixia y la ceguera. Quemaduras que supuraban agua. La muerte química o ahansir (cáncer). Ochenta años después, denuncian en la zona que la alta incidencia de cáncer podría deberse al uso de estos gases por parte de los españoles.

EL AZUARINO FELIPE HURTADO. Una víctima  de la guerra fue el soldado azuarino Felipe Hurtado,  que se  quedo ciego por efecto de una herida que sufrió en la cabeza.
El padre de Felipe falleció a consecuencia de la impresión que sufrió cuando supo la desgracia de su hijo.
Varias Sociedades locales socorrerían a Felipe hasta su ingreso en el cuerpo de inválidos.


LUIS ARMERO MARTIN, AZUARINO DESAPARECIDO EN EL DESASTRE DE ANNUAL.
El caso de Luis Armero tuvo un lugar destacado en las noticias de la prensa nacional referentes a los desaparecidos y cautivos en el desastre de Annual y así lo cuenta el periódico “El Imparcial”. A mediados de la mañana de aquel  mes de julio de 1921 los rifeños cayeron sobre Annual y Monte Arruit provocando el derrumbamiento de la Comandancia de Melilla, degollando a innumerables soldados y oficiales y llevándose cautivos cuya cuantía nunca ha podido  conocerse.
En el instante del desastre llegaba a  Annual  un soldado llamado Luis Armero Martín, natural y vecino de Azuara. Luis Armero y otros tantos cientos y cientos de españoles fueron hechos prisioneros.
Los comunicados oficiales, en sus noticias a la familia del soldado de Azuara le dieron por desaparecido apuntando la posibilidad de que estuviera prisionero en manos de Abd-El-Krim.
Al paso del tiempo regresaban los cautivos, renació la alegría con aquellas noticias en muchos hogares; pero en el de Luis Armero volvió la tristeza y se llora muerto al ver que entre las listas de los prisioneros rescatados no figuraba éste.
Se entablaron gestiones que no dieron resultado positivo y en el vecindario de Azuara se dio por muerto a Luis Armero, y sus familiares le lloraron como muerto, creyendo muy infundadamente, que había caído, como otros tantos,  en las tumbas abiertas en tierras del moro.


Y así transcurrieron los años, el tiempo calmo el sufrimiento a la familia del soldado de Azuara, pero... llego  un telegrama desconcertante.  ¡Luis Armero esta vivo!  Era el mes de septiembre de  1930 (habían pasado 9 años), llego un telegrama dirigido a la madre de Luis, con su nombre, apellidos y lugar de residencia, perfectamente reseñados. Su contenido hizo lanzar a la pobre madre gritos de angustia, mezclados con enloquecidos sollozos. Todos se apresuraron a leer el telegrama.
Estaba el despacho fechado en Tarragona el día anterior, y el texto decía así: “Su hijo Luis Armero Martín vive y no murió en Annual”.
Inmediatamente comenzaron las pesquisas, llevadas a cabo con todo el interés y el entusiasmo que el sorprendente caso requería. Se consiguió saber que el telegrama recibido por la madre de Luis Armero en Azuara había sido puesto la noche anterior en la Central de Tarragona por una mujer que no era de la ciudad y al preguntarle por las señas de su dirección dijo que  estaba de paso en Tarragona. Se perdió la pista  desde aquel punto y hora de la mujer desconocida y la familia del desaparecido puso anuncios en los periódicos más importantes de Aragón y Cataluña, suplicando a la misteriosa comunicante que diera mas detalles de los apuntados en su extraordinario despacho.
Pasaron los días y nadie respondió. Se iniciaron nuevas gestiones con las autoridades militares de África; se debieron realizar algunas pesquisas por parte de éstas; pero  el resultado fue infructuoso. No se encontraba rastro alguno del soldado Luis Armero Martín  desaparecido en el Monte Arruit.
El dolor volvió a enseñorearse de aquel humilde hogar de Azuara donde, desde entonces,  una pobre anciana llora constantemente pensando en el hijo que no sabe si vive, si esta muerto, o si sigue prisionero...
Posteriormente, desde Tarragona se realizaron  nuevas pesquisas acerca del telegrama puesto en aquella central en el mes de septiembre de 1930, pero no se debió averiguar nada nuevo, porque el caso no salio más en la prensa que tanto interés había generado en la opinión pública que seguía con interés otros muchos casos de desaparecidos.


“El Imparcial”. 29 enero 1933

Jose Román Roche Nebra

http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0001111318&page=7&search=azuara&lang=es