jueves, 17 de enero de 2013

GUARDAS DE LOS CAMPOS DE AZUARA



Las entrevistas para realizar este artículo fueron realizadas por Miguel Marco y por mi el año 1990 y fueron publicadas el año 1997 en el cuadernillo “El Piquete”. La información la aportaran Benito Martinez y Julio Royo, los dos  fueron guardas y gracias  a ellos podemos tener hoy  los datos de aquella profesión.

Benito y Julio ocuparon el cargo de guardas el año 1940, anteriormente hubo otros azuarinos que realizaron ese trabajo. Hicieron un examen para ocupar el puesto de guardas que consistió en una lectura, escribir un parte de denuncia y saber las cuatro reglas matemáticas. Además tuvieron que presentar un certificado de penales que recibieron desde Madrid.

Estos guardas dependían del ayuntamiento de Azuara y llevaban una correa de piel colocada   de hombros a cintura con una chapa con las iniciales gravadas  PR (Policía Rural), un fusil de bala y el morral para llevar la comida y agua. Más adelante en 1958 pasaron a depender de la Cámara Agraria que les dio uniforme de pana con galones. 

De mitad del pueblo para arriba era vigilado por Julio y de la otra mitad para abajo le correspondía a Benito. Su trabajo consistía en recorrer todo el término municipal andando y para ello no tenían horario fijo ni guardaban fiesta los domingos. Había ocasiones que recibían encargo de vigilar un campo porque se detectaban hurtos y en esas ocasiones salían incluso de noche.
Julio nos contó que en una ocasión se apostó con su padre a que recorría todo el perímetro del término de Azuara en un día y para ello eligió el día más largo del año. Se sentó en el Mojón de Azuara-Letux esperando a que saliera el sol para ir en dirección al término con Fuendetodos, realizo todo el recorrido de mas de 60 km y aún le sobro una hora del día.

Nos contaron que la mayoría de las denuncias se hacían a los ganaderos de Azuara y en ocasiones a los ganaderos de otros pueblos que también penetraban  en nuestro término. La vigilancia fue especial en una época en que había escasez. Julio nos contó que en una ocasión sorprendió a un joven de familia pobre y numerosa  con un saco de coles al hombro, le pregunto porque cogía tantas y el joven le contesto que si solamente se llevaba una tendría que volver otros días.
La cuantía de las multas era determinada por el Juez de Paz  previo peritaje de los daños realizado por un par de vecinos, a veces, además del pago de la multa se penalizaba con un par de días de arresto en las “dependencias municipales”. Muchas veces no había conformidad  con los peritos por parte de quien había sufrido los daños del hurto.

El trabajo de los guardas no era de grandes esfuerzos como el que tenían que realizar los agricultores en su hacer diario, pero resultaba  desagradable al tener que denunciar a los propios vecinos y en alguna ocasión a gente realmente necesitada.
Cuando Julio y Benito se jubilaron, la Ley no autorizo la existencia de nuevos guardas y la profesión desapareció en el medio rural.

Quiero añadir, que aunque parezca mentira, hoy en día  algunos azuarinos  se quejan de  robos de hortalizas en los huertos de Azuara y se señala por lo menos a cuatro o  seis  personas, que no quieren agachar el riñón cultivando un huerto pero se agachan  para  robar lo que otros han producido con su esfuerzo.

Jose Román Roche Nebra