jueves, 19 de noviembre de 2009

POBLAMIENTO DEL TERRITORIO DE AZUARA (III)

El imperio romano, desarrollo y crisis.

Tras la derrota de los celtíberos, la romanización fue un lento proceso de asimilación de la cultura, civilización y modo de vivir de los romanos.

Durante los siglos I y II el imperio romano fue una paz permanente, sin guerras exteriores ni luchas internas. El auge económico del imperio había ocasionado el desarrollo del comercio y de la vida artesana, con el consiguiente desarrollo del número y tamaño de ciudades como Caesaraugusta, en las que se apiñaba una población abundante que se dedicada a la industria, al comercio, a las artes, a la administración, etc.

Grandes y pequeñas ciudades, incluso los nuevos e insigni­ficantes municipio, tenían una cuidadosa planificación. Las calles principales eran rectas y aseadas y todas estaban pavimentadas, desagües y suministro de agua. Había templos, grandes edificaciones públicas, mercados cubiertos; letrinas públicas con abundancia de agua; buenos baños públi­cos con calefacción central; teatros, anfiteatros, circos; bibliotecas, hoteles y posadas. Todo esto se podía encontrar en casi todas las ciudades provinciales.

El agricultor constituía la mayor parte de la población. No se sabe nada de la vida en el campo pero las cosas no iban demasiado mal durante esos dos primeros siglos. El Imperio era rico y próspero, su prosperidad se basaba en la agricultura y en la cría de ganado. El origen de esa prosperidad se revela en las imponentes cons­trucciones romanas creadas para usar en forma sistemática la lluvia que cae en abundancia durante los meses de invierno, buen ejemplo de ello es la construcción de la presa de Almonacid de la Cuba que recogía las aguas del Cámaras y Aguas Vivas, con sus 34 m. de altura es la mas alta de la época romana que se conserva en el mundo. La presa servía para atender una amplia zona regable situada junto al actual pueblo de Belchite, hasta donde llegaba a través de un canal de 8 km de longitud. La Balsa del Cabuchico de Azuara, con su fondo y hasta media altura de grandes sillares, quizás es también de construcción romana y daba riego a las fértiles tierras donde se construyo la villa romana La Malena. En mi opinión, nuestro territorio tuvo más de una villa romana así como asentamientos humanos a modo de aldeas, que de forma planificada explotaron la agricultura y la ganadería creando excedentes que sacaban por las vías romanas secundarias que pasaban por aquí.

En el siglo III el Imperio sufre una crisis agrícola, la competencia de Egipto, gran productor de trigo para el abastecimiento de Roma y de los ejércitos imperiales había provocado la decadencia de la producción agrícola de las regiones occidentales. La mayoría de los pequeños propietarios que no pudieron superar la crisis cayeron, las tierras fueron a parar a manos de grandes terratenientes que cada vez acapararon mas y más posesiones que no llegaron a explotar en condiciones. Lo que llevo a un mayor empobrecimiento de la economía.

La crisis agrícola provocó el hambre y, a consecuencia de ésta, una serie de epidemias que causaron un evidente descenso de la población occidental. A la vez, se produjo una crisis financiera que provocó un aumento de la presión fiscal sobre el agricultor romano, no sobre el propietario que, en general no se encargaba de la explotación directa de sus tierras. La generalización de la miseria trajo la crisis del comercio y de la industria. Si el agricultor que constituía la mayor parte de la población imperial veía reducida su capacidad adquisitiva, se abstenía de comprar productos industriales; así perjudicaba a la industria local y al comercio. La crisis, afectó a todos los sectores económicos. De esta forma, se llega al colapso: poca producción agrícola, hambre, despoblación, estancamiento industrial y comercial y presión fiscal, ya que el estado necesita dinero para atender a sus gastos militares, que eran cada vez mayores ante el agravamiento del peligro bárbaro, y a sus importaciones para atender a las necesidades de Roma.

Ante el colapso general de la economía, la vida de las ciudades decae, y los latifundistas prefieren retirarse a sus grandes propiedades rústicas donde se crea una economía autárquica. En cada gran explotación agrícola se produce todo lo necesario para la supervivencia del grupo, y para su defensa frente a unas incursiones bárbaras que el poder público no puede controlar.

Roma entro en una crisis institucional, en cincuenta años hubo 39 emperadores. El imperio inicia un estado de guerra permanente ocasionado por el acoso simultáneo de bárbaros y en el interior se desencadenaban guerras civiles continuas.

Bibliografía consultada:
Roma. M. Rostovtzeff
La caída del Imperio Romano. José Bueno
El Bajo Imperio en la Península Ibérica. Fe Bajo Alvarez

Jose Román Roche Nebra. Azuara noviembre 2009