jueves, 29 de abril de 2010

POBLAMIENTO DEL TERRITORIO DE AZUARA (VIII)


Conquista y ocupación cristiana

Habían transcurrido 400 años desde que los musulmanes edificaran el casco urbano de Zwara. 400 años de tradiciones, cultura y religión islámica. 400 años de mejoras en infraestructuras para el desarrollo agrícola, la artesanía y el comercio. Nunca hasta entonces tantos pobladores habían tenido acceso a una vida más digna en este territorio.
Pero la población musulmana de Zwara también tuvo que sobrellevar los incesantes enfrentamientos dentro de la Marca Superior, enfrentamientos que debilitan la parte norte del territorio de Al-Andalus y van a facilitar la conquista de los ejércitos cristianos de ocupación.
“El asedio formal de la ciudad de Zaragoza comenzó en mayo de 1118. Tras un largo y duro asedio en el que se emplearon varias máquinas de asalto similares a las empleadas en la conquista de Jerusalén, la ciudad se rendía por hambre después de más de siete meses de resistencia” (Lacarra).
“Tras unas arduas negociaciones y ante la carencia de ayuda, los musulmanes zaragozanos capitulaban el 11 de diciembre de 1118 y el día 18 de ese mismo mes Alfonso I entraba triunfante en Zaragoza. Con Zaragoza se entregó un amplio territorio y entre otras poblaciones las de Alfajarin, Fuentes de Ebro, Pina, Magallón, Mallén, Cortes de Navarra y Belchite” (Ubieto).

La ocupación cristiana del territorio de Al-Andalus tardo 770 años, en todo ese largo periodo fueron conquistando y repoblando lentamente los territorios musulmanes de Al-Andalus. Digamos que, desde Pelayo en la batalla de Covadonga en el año 722, les costo llegar a ocupar Zaragoza 396 años, y llegar a la conquista de Granada por los Reyes Católicos en 1.492, en total 770 años de nada comparados con la ocupación musulmana de la Hispania visigoda que solo duro tres años. Los musulmanes estuvieron presentes en Aragón durante 900 años, del año 714 al 1.610 fecha en que se produjo la expulsión de los moriscos. De esos nueve siglos, cuatro fueron como dominadores y cinco como dominados.

“La lucha de ocho siglos que se llama Reconquista, en que se empeñaron los cristianos fugitivos de la invasión musulmana con los musulmanes invasores, respondió siempre al carácter que tuvo en su principio, de recuperación del territorio: éste fué su carácter esencia; con el tiempo influyeron en ella otros factores, principalmente el religioso, pero éste jamás fué el impulsor, sino el que acompaño, y esto por influencia extranjera, no por movimiento espontáneo de los españoles.
Los orígenes de la llamada “Reconquista” son, pues, claros y evidentes; los desposeídos se refugiaron en tierras libres de los trastornos, al amparo de hombres que por su aislamiento vivían en un estado seminatural y satisfechos de su organización, o que, dedicados a la rapiña, habían hecho de la guerra su profesión; a los pacíficos los convirtieron en guerreros, y a los que ya lo eran los estimularon, santificando lo que antes consideraban crimen.
Astures y vascones son de los últimos: siguiendo la inclinación de los montañeses, habían descendido muchas veces al llano durante la monarquía goda con propósito de ganar botín; no hay monarca de los antecesores de don Rodrigo que no hubiera de luchar contra ellos, principalmente contra los vascones, siempre al decir de los cronistas domados y sometidos, y constantemente rehechos y agresivos. En tiempo de Chindasvinto, capitaneados por Fraga, que intentaba, dicen, destronar aquel rey, descendieron desde los Pirineos a Zaragoza; gens effera los llama el obispo Tajón, quien pinta su venida con muy negros colores; mataron a muchos cristianos, dejando sus cadáveres abandonados a los perros y a las aves de rapiña; asesinaron a muchos clérigos, saquearon y destruyeron iglesias y se llevaron cuantioso botín y numerosos cautivos.
Los historiadores aragoneses y navarros de la Edad Moderna creyeron que la Reconquista nació en los Pirineos como en Asturias y aquí como la refiere la historia legendaria, es decir, por unos cuantos hombres llenos de fe religiosa y de patriotismo, sentidos aquélla y éste como ellos lo sentían, se conjuraron para defender la religión de Jesucristo contra la de Mahoma (y ésta no sabían qué era y probablemente la otra tampoco), y para restaurar la patria perdida, es decir, España, aquellos hombres que durante muchos siglos ignoraron que fuesen españoles, y llamaban España al país ocupado por los moros y concretamente a Andalucia, la región que lo llevó en la época ibérica y aun lo llevaba en la goda”. (Andrés Gimenez Soler)

Tras la conquista y ocupación cristiana de la Marca Superior, los dirigentes políticos y religiosos y la aristocracia de la cultura musulmana emigraron al reino de Valencia, produciéndose un importante vacío en los centros urbanos, sin embargo, en el ámbito rural la masa campesina de buena parte del territorio continuo en sus solares cultivando la tierra, ahora en manos de los dominadores cristianos. Se iniciaba así el denominado período mudéjar. Los que se quedaron, fueron llamados mudéjares (musulmanes sometidos) y ellos fueron quienes contribuyeron en la Baja Edad Media al desarrollo de la agricultura y la artesanía en Aragón. Las tierras yermas y las abandonadas por sus antiguos propietarios musulmanes se repartieron a vecinos cristianos para su colonización. Al estar la tierra en gran parte cultivada por musulmanes en régimen de aparcería, su condición económica varió muy poco, ya que únicamente se había producido un cambio de dueño. Estos aparceros o «exáricos » entraron paulatinamente en vasallaje de los grandes señores, monasterios y órdenes militares.
A los mudéjares se les permitió seguir practicando la religión islámica, utilizar su lengua, mantener sus costumbres y a organizarse en comunidades denominadas aljamas o mererias con diversos grados de autogobierno.
Zwara seria ocupada por las tropas de Alfonso I el año 1118. Tras la conquista, la presencia de mudéjares se debió reducir significativamente, esto no ocurrió en las poblaciones cercanas. Esta despoblación en ocasiones se producía cuanto más importante era el rango que la localidad alcanzaba en la red urbana. Los mudéjares del pueblo -que pasaría a llamarse Azuara- pronto fueron desplazados por repobladores cristianos viejos , sobre la mezquita se construyo el palacio de Jaimen I que posteriormente se convertiría en Iglesia Parroquial.
Se sabe que en las poblaciones cercanas de Lagata, Letux, Belchite y Codo, durante 500 años después se conservaron importantes aljamas musulmanas.
En 1570, Azuara es citada por Juan Secas como aldea cristiano vieja, mientras que en Letux, Lagata, Almonacid, Codo o Belchite, la población morisca se aproximaba al millar de personas en cada población.

Jose Román Roche Nebra
Fuentes:
La reconquista del Valle del Ebro. José Luis Corral Lafuente
Población mudéjar en Aragón. M. L. Ledesma Rubio.
La Edad media en la Corona de Aragón. Andrés Gimenez Soler
Gran Enciclopedia Aragonesa
La represión del protestantismo en España 1.517-1648. Werner Thomas

miércoles, 7 de abril de 2010

POBLAMIENTO DEL TERRITORIO DE AZUARA (VII)

Recinto amurallado

Durante muchos años, los pobladores de Azuara se sintieron protegidos dentro de su recinto amurallado. Buena parte de la muralla, ha resistido a lo largo de cientos de años y hoy es un legado de quienes la construyeron, para que no olvidemos la historia y el origen de nuestro pueblo.

Fue durante toda la Edad Media cuando ciudades y villas se protegieron rodeándose de murallas siendo los musulmanes los que más fortificaron.
En la Marca Superior, hasta la toma de Zaragoza por el califa Abderraman III en el 937, son muy escasos y breves los períodos en que esta zona permanece en su totalidad bajo la autoridad de los soberanos cordobeses. Desde el 850 al 950 la Marca Superior fue campo de batallas. Sus ciudades y regiones cambian continuamente de mano de acuerdo con los avatares de los enfrentamientos entre las distintas familias dominantes. Al poder central desde Córdoba, no le queda más remedio que legitimar situaciones de hecho siendo incapaz de imponer una delimitación territorial por él diseñada.
Es posible que la muralla de Azuara se construyera en el siglo IX, en ese ambiente de luchas entre musulmanes. Esta fortificación no procuraba, como las situadas en las fronteras, la defensa contra un invasor sino seguridad frente a un vecino.
Hay quienes dicen que la muralla de Azuara se construyo en siglo XIV, una opinión tal vez fundamentada en los enfrentamientos entre el Reino de Castilla y el Reino de Aragón. En 1.250 se levantaron murallas para fortificar la nuevas villas ante los enfrentamientos entre si de los ejércitos cristianos. En 1.356 estalló entre Castilla y Aragón una sangrienta guerra que duró diez años, conocida como la guerra de los dos Pedros. Ninguno de los dos reinos gano la guerra.

Si la muralla fue construida en el siglo IX o lo fue en el XIV, es algo que quizás no lleguemos a saber, pero no nos equivocaremos afirmando que sus restos, junto con la ermita San Nicolás, son la memoria más importante de época medieval que se conserva en nuestro pueblo.

Las ciudades de importancia contaban con un núcleo bien amurallado. La mayor o menor fortaleza, así como el mejor avituallamiento dependía de la mayor o menor riqueza del municipio y del mayor o menor riesgo que corría. Por alguna razón, Azuara tuvo suficiente importancia, para que su espacio fuera amurallado.

La existencia de una atalaya se complementaria con la defensa amurallada. Si hacemos caso del topónimo, sobre los restos de Belikiom, en el llamado “piquete la Atalaya”, hubo un puesto de vigilancia en época musulmana, ya que atalaya es nombre árabe que sirve para definir una torre aislada de la ciudad, o aldea, construida en lugar elevado para vigilar un territorio. Desde la Atalaya el vigilante da aviso de lo que ocurre por medio de señales de fuego o de humo comunicando la presencia de enemigos en la zona para la seguridad de la población.

Los recintos amurallados aumentaban el número de puertas con la importancia de la ciudad. Las ciudades pequeñas tenían a veces tan sólo una puerta ya que era más favorable para su defensa por ser las entradas lugares débiles de la muralla, sobre los que se solían concentrar los ataques de los asaltantes. Toda la vida de comunicación con el exterior, se canaliza a través de las puertas abiertas en la muralla, en las que se iniciaban los caminos que conducían a los principales núcleos urbanos más próximos: por el Norte con Fuendetodos, por el Este con las aldeas del Río Aguas Vivas y Belchite, por el Sur cruzando el río hacia Moyuela y Oeste por el camino del molino hacia Herrera.
En los recintos amurallados, las puertas se cerraban de noche y la ciudad quedaba incomunicada con el exterior. Todas tenían su guardián, que estaba obligado a abrirlas y cerrarlas a las horas convenidas. Otra de las funciones básicas de las puertas, además de su carácter de entrada fortificada, es que cumplían una función fiscal, pues en ellas se cobraba impuesto por casi todas las mercancías que ingresaban en la ciudad y a veces por las que salían.

La muralla de Azuara circundaba la población con un perímetro de 1,5 km. dejando un 40 o un 50% de su solar sin edificar dedicado a eras y zonas donde guardar el ganado. Las viviendas ocuparían el resto del recinto amurallado con edificaciones en la calle La Parada y Callizo Malta al abrigo de la muralla y la calle Mayor a ambos lados, calle Joaquín Costa y Callizo Meca.

Plano urbano de Azuara
La dimensiones de nuestra muralla eran de 1,5 km. de perímetro, 5m. de altura y 2m. de grosor. Es probable que tuviera torres, cuya misión era vigilar los puntos débiles que eran las puertas de entrada de la fortificación.
Construida con la técnica de tapial, la muralla se eleva sobre un zócalo de 60 cm. de alto construido con grandes piedras de río que sirve de cimentación y aislamiento del suelo. La técnica constructiva consistió en instalar un cajón de tablones de 3,5 m. de largo por 1,50 m. de alto apoyado sobre la base de mampostería. El material de relleno es tierra arcillosa con algo de piedra menuda añadiéndole algo de agua y apisonando, a la vez, se añade mortero de cal con gravas aplicado a la parte de las tablas del cajón quedando unido en el proceso de apisonado, produciéndose un flujo de lechada que una vez desmontando el cajón quedara al exterior de la muralla, lo cual produce un acabado más fino y liso formando una costra resistente de 10 cm. de grosor. Cada vez que se instala de nuevo el cajón a diferente altura, se extiende horizontalmente una hilada de piedras gruesas en lo que sera la base del siguiente relleno dándole una mayor fuerza a la obra construida. El remate del muro solía hacerse de forma de plano inclinado para protegerlo de la erosión de lluvia.

No parece que la muralla de Azuara fuera destruida por ejércitos enemigos, sabemos que ha sido derribada por los propios azuarinos desde hace muchos años y hasta la actualidad. Este tipo de destrucción del patrimonio podemos atribuirlo a la costumbre histórica de reutilización de materiales y ocupación de espacios que se ha dado en todos los lugares a lo largo de la historia. Práctica que hoy día debe ser prohibida por tener estas construcciones un valor patrimonial que hay que conservar.
Es cierto el dicho, de que solo se protege aquello a lo que se le da valor y evidente el hecho, de que ningún alcalde de Azuara ha sabido valorar nuestra muralla para protegerla. Estoy hablando de los últimos 60 años en los que se derribaron dos portales y no era necesario, también varios tramos de muralla, el último durante el año 2009.

La recuperación de la muralla seria un proyecto muy importante para Azuara. En total existen 100 m. de muralla lado Norte fácil de restaurar y 50 m. siguiendo en dirección Este formando un ángulo recto, además otros pequeños tramos importantes que permiten ver la continuación. Una recuperación acompañada de interpretación de la muralla situándola en su contexto histórico y explicando su técnica constructiva seria una aportación al patrimonio histórico cultural muy importante para los vecinos y para incorporar al circuito de turismo cultural.

Ahora, la pregunta es: ¿habrá algún alcalde que tome YA esta iniciativa?


Jose Román Roche Nebra
Fuentes:
Las puertas del recinto amurallado de Palma del Río. Rafael L. Nieto Medina
Materiales y técnicas constructivas en la arquitectura andalusi. Rabie Zahran