miércoles, 7 de abril de 2010

POBLAMIENTO DEL TERRITORIO DE AZUARA (VII)

Recinto amurallado

Durante muchos años, los pobladores de Azuara se sintieron protegidos dentro de su recinto amurallado. Buena parte de la muralla, ha resistido a lo largo de cientos de años y hoy es un legado de quienes la construyeron, para que no olvidemos la historia y el origen de nuestro pueblo.

Fue durante toda la Edad Media cuando ciudades y villas se protegieron rodeándose de murallas siendo los musulmanes los que más fortificaron.
En la Marca Superior, hasta la toma de Zaragoza por el califa Abderraman III en el 937, son muy escasos y breves los períodos en que esta zona permanece en su totalidad bajo la autoridad de los soberanos cordobeses. Desde el 850 al 950 la Marca Superior fue campo de batallas. Sus ciudades y regiones cambian continuamente de mano de acuerdo con los avatares de los enfrentamientos entre las distintas familias dominantes. Al poder central desde Córdoba, no le queda más remedio que legitimar situaciones de hecho siendo incapaz de imponer una delimitación territorial por él diseñada.
Es posible que la muralla de Azuara se construyera en el siglo IX, en ese ambiente de luchas entre musulmanes. Esta fortificación no procuraba, como las situadas en las fronteras, la defensa contra un invasor sino seguridad frente a un vecino.
Hay quienes dicen que la muralla de Azuara se construyo en siglo XIV, una opinión tal vez fundamentada en los enfrentamientos entre el Reino de Castilla y el Reino de Aragón. En 1.250 se levantaron murallas para fortificar la nuevas villas ante los enfrentamientos entre si de los ejércitos cristianos. En 1.356 estalló entre Castilla y Aragón una sangrienta guerra que duró diez años, conocida como la guerra de los dos Pedros. Ninguno de los dos reinos gano la guerra.

Si la muralla fue construida en el siglo IX o lo fue en el XIV, es algo que quizás no lleguemos a saber, pero no nos equivocaremos afirmando que sus restos, junto con la ermita San Nicolás, son la memoria más importante de época medieval que se conserva en nuestro pueblo.

Las ciudades de importancia contaban con un núcleo bien amurallado. La mayor o menor fortaleza, así como el mejor avituallamiento dependía de la mayor o menor riqueza del municipio y del mayor o menor riesgo que corría. Por alguna razón, Azuara tuvo suficiente importancia, para que su espacio fuera amurallado.

La existencia de una atalaya se complementaria con la defensa amurallada. Si hacemos caso del topónimo, sobre los restos de Belikiom, en el llamado “piquete la Atalaya”, hubo un puesto de vigilancia en época musulmana, ya que atalaya es nombre árabe que sirve para definir una torre aislada de la ciudad, o aldea, construida en lugar elevado para vigilar un territorio. Desde la Atalaya el vigilante da aviso de lo que ocurre por medio de señales de fuego o de humo comunicando la presencia de enemigos en la zona para la seguridad de la población.

Los recintos amurallados aumentaban el número de puertas con la importancia de la ciudad. Las ciudades pequeñas tenían a veces tan sólo una puerta ya que era más favorable para su defensa por ser las entradas lugares débiles de la muralla, sobre los que se solían concentrar los ataques de los asaltantes. Toda la vida de comunicación con el exterior, se canaliza a través de las puertas abiertas en la muralla, en las que se iniciaban los caminos que conducían a los principales núcleos urbanos más próximos: por el Norte con Fuendetodos, por el Este con las aldeas del Río Aguas Vivas y Belchite, por el Sur cruzando el río hacia Moyuela y Oeste por el camino del molino hacia Herrera.
En los recintos amurallados, las puertas se cerraban de noche y la ciudad quedaba incomunicada con el exterior. Todas tenían su guardián, que estaba obligado a abrirlas y cerrarlas a las horas convenidas. Otra de las funciones básicas de las puertas, además de su carácter de entrada fortificada, es que cumplían una función fiscal, pues en ellas se cobraba impuesto por casi todas las mercancías que ingresaban en la ciudad y a veces por las que salían.

La muralla de Azuara circundaba la población con un perímetro de 1,5 km. dejando un 40 o un 50% de su solar sin edificar dedicado a eras y zonas donde guardar el ganado. Las viviendas ocuparían el resto del recinto amurallado con edificaciones en la calle La Parada y Callizo Malta al abrigo de la muralla y la calle Mayor a ambos lados, calle Joaquín Costa y Callizo Meca.

Plano urbano de Azuara
La dimensiones de nuestra muralla eran de 1,5 km. de perímetro, 5m. de altura y 2m. de grosor. Es probable que tuviera torres, cuya misión era vigilar los puntos débiles que eran las puertas de entrada de la fortificación.
Construida con la técnica de tapial, la muralla se eleva sobre un zócalo de 60 cm. de alto construido con grandes piedras de río que sirve de cimentación y aislamiento del suelo. La técnica constructiva consistió en instalar un cajón de tablones de 3,5 m. de largo por 1,50 m. de alto apoyado sobre la base de mampostería. El material de relleno es tierra arcillosa con algo de piedra menuda añadiéndole algo de agua y apisonando, a la vez, se añade mortero de cal con gravas aplicado a la parte de las tablas del cajón quedando unido en el proceso de apisonado, produciéndose un flujo de lechada que una vez desmontando el cajón quedara al exterior de la muralla, lo cual produce un acabado más fino y liso formando una costra resistente de 10 cm. de grosor. Cada vez que se instala de nuevo el cajón a diferente altura, se extiende horizontalmente una hilada de piedras gruesas en lo que sera la base del siguiente relleno dándole una mayor fuerza a la obra construida. El remate del muro solía hacerse de forma de plano inclinado para protegerlo de la erosión de lluvia.

No parece que la muralla de Azuara fuera destruida por ejércitos enemigos, sabemos que ha sido derribada por los propios azuarinos desde hace muchos años y hasta la actualidad. Este tipo de destrucción del patrimonio podemos atribuirlo a la costumbre histórica de reutilización de materiales y ocupación de espacios que se ha dado en todos los lugares a lo largo de la historia. Práctica que hoy día debe ser prohibida por tener estas construcciones un valor patrimonial que hay que conservar.
Es cierto el dicho, de que solo se protege aquello a lo que se le da valor y evidente el hecho, de que ningún alcalde de Azuara ha sabido valorar nuestra muralla para protegerla. Estoy hablando de los últimos 60 años en los que se derribaron dos portales y no era necesario, también varios tramos de muralla, el último durante el año 2009.

La recuperación de la muralla seria un proyecto muy importante para Azuara. En total existen 100 m. de muralla lado Norte fácil de restaurar y 50 m. siguiendo en dirección Este formando un ángulo recto, además otros pequeños tramos importantes que permiten ver la continuación. Una recuperación acompañada de interpretación de la muralla situándola en su contexto histórico y explicando su técnica constructiva seria una aportación al patrimonio histórico cultural muy importante para los vecinos y para incorporar al circuito de turismo cultural.

Ahora, la pregunta es: ¿habrá algún alcalde que tome YA esta iniciativa?


Jose Román Roche Nebra
Fuentes:
Las puertas del recinto amurallado de Palma del Río. Rafael L. Nieto Medina
Materiales y técnicas constructivas en la arquitectura andalusi. Rabie Zahran

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