Conquista y ocupación cristiana
Habían transcurrido 400 años desde que los musulmanes edificaran el casco urbano de Zwara. 400 años de tradiciones, cultura y religión islámica. 400 años de mejoras en infraestructuras para el desarrollo agrícola, la artesanía y el comercio. Nunca hasta entonces tantos pobladores habían tenido acceso a una vida más digna en este territorio.
Pero la población musulmana de Zwara también tuvo que sobrellevar los incesantes enfrentamientos dentro de la Marca Superior, enfrentamientos que debilitan la parte norte del territorio de Al-Andalus y van a facilitar la conquista de los ejércitos cristianos de ocupación.
“El asedio formal de la ciudad de Zaragoza comenzó en mayo de 1118. Tras un largo y duro asedio en el que se emplearon varias máquinas de asalto similares a las empleadas en la conquista de Jerusalén, la ciudad se rendía por hambre después de más de siete meses de resistencia” (Lacarra).
“Tras unas arduas negociaciones y ante la carencia de ayuda, los musulmanes zaragozanos capitulaban el 11 de diciembre de 1118 y el día 18 de ese mismo mes Alfonso I entraba triunfante en Zaragoza. Con Zaragoza se entregó un amplio territorio y entre otras poblaciones las de Alfajarin, Fuentes de Ebro, Pina, Magallón, Mallén, Cortes de Navarra y Belchite” (Ubieto).
La ocupación cristiana del territorio de Al-Andalus tardo 770 años, en todo ese largo periodo fueron conquistando y repoblando lentamente los territorios musulmanes de Al-Andalus. Digamos que, desde Pelayo en la batalla de Covadonga en el año 722, les costo llegar a ocupar Zaragoza 396 años, y llegar a la conquista de Granada por los Reyes Católicos en 1.492, en total 770 años de nada comparados con la ocupación musulmana de la Hispania visigoda que solo duro tres años. Los musulmanes estuvieron presentes en Aragón durante 900 años, del año 714 al 1.610 fecha en que se produjo la expulsión de los moriscos. De esos nueve siglos, cuatro fueron como dominadores y cinco como dominados.
“La lucha de ocho siglos que se llama Reconquista, en que se empeñaron los cristianos fugitivos de la invasión musulmana con los musulmanes invasores, respondió siempre al carácter que tuvo en su principio, de recuperación del territorio: éste fué su carácter esencia; con el tiempo influyeron en ella otros factores, principalmente el religioso, pero éste jamás fué el impulsor, sino el que acompaño, y esto por influencia extranjera, no por movimiento espontáneo de los españoles.
Los orígenes de la llamada “Reconquista” son, pues, claros y evidentes; los desposeídos se refugiaron en tierras libres de los trastornos, al amparo de hombres que por su aislamiento vivían en un estado seminatural y satisfechos de su organización, o que, dedicados a la rapiña, habían hecho de la guerra su profesión; a los pacíficos los convirtieron en guerreros, y a los que ya lo eran los estimularon, santificando lo que antes consideraban crimen.
Astures y vascones son de los últimos: siguiendo la inclinación de los montañeses, habían descendido muchas veces al llano durante la monarquía goda con propósito de ganar botín; no hay monarca de los antecesores de don Rodrigo que no hubiera de luchar contra ellos, principalmente contra los vascones, siempre al decir de los cronistas domados y sometidos, y constantemente rehechos y agresivos. En tiempo de Chindasvinto, capitaneados por Fraga, que intentaba, dicen, destronar aquel rey, descendieron desde los Pirineos a Zaragoza; gens effera los llama el obispo Tajón, quien pinta su venida con muy negros colores; mataron a muchos cristianos, dejando sus cadáveres abandonados a los perros y a las aves de rapiña; asesinaron a muchos clérigos, saquearon y destruyeron iglesias y se llevaron cuantioso botín y numerosos cautivos.
Los historiadores aragoneses y navarros de la Edad Moderna creyeron que la Reconquista nació en los Pirineos como en Asturias y aquí como la refiere la historia legendaria, es decir, por unos cuantos hombres llenos de fe religiosa y de patriotismo, sentidos aquélla y éste como ellos lo sentían, se conjuraron para defender la religión de Jesucristo contra la de Mahoma (y ésta no sabían qué era y probablemente la otra tampoco), y para restaurar la patria perdida, es decir, España, aquellos hombres que durante muchos siglos ignoraron que fuesen españoles, y llamaban España al país ocupado por los moros y concretamente a Andalucia, la región que lo llevó en la época ibérica y aun lo llevaba en la goda”. (Andrés Gimenez Soler)
Tras la conquista y ocupación cristiana de la Marca Superior, los dirigentes políticos y religiosos y la aristocracia de la cultura musulmana emigraron al reino de Valencia, produciéndose un importante vacío en los centros urbanos, sin embargo, en el ámbito rural la masa campesina de buena parte del territorio continuo en sus solares cultivando la tierra, ahora en manos de los dominadores cristianos. Se iniciaba así el denominado período mudéjar. Los que se quedaron, fueron llamados mudéjares (musulmanes sometidos) y ellos fueron quienes contribuyeron en la Baja Edad Media al desarrollo de la agricultura y la artesanía en Aragón. Las tierras yermas y las abandonadas por sus antiguos propietarios musulmanes se repartieron a vecinos cristianos para su colonización. Al estar la tierra en gran parte cultivada por musulmanes en régimen de aparcería, su condición económica varió muy poco, ya que únicamente se había producido un cambio de dueño. Estos aparceros o «exáricos » entraron paulatinamente en vasallaje de los grandes señores, monasterios y órdenes militares.
A los mudéjares se les permitió seguir practicando la religión islámica, utilizar su lengua, mantener sus costumbres y a organizarse en comunidades denominadas aljamas o mererias con diversos grados de autogobierno.
Zwara seria ocupada por las tropas de Alfonso I el año 1118. Tras la conquista, la presencia de mudéjares se debió reducir significativamente, esto no ocurrió en las poblaciones cercanas. Esta despoblación en ocasiones se producía cuanto más importante era el rango que la localidad alcanzaba en la red urbana. Los mudéjares del pueblo -que pasaría a llamarse Azuara- pronto fueron desplazados por repobladores cristianos viejos , sobre la mezquita se construyo el palacio de Jaimen I que posteriormente se convertiría en Iglesia Parroquial.
Se sabe que en las poblaciones cercanas de Lagata, Letux, Belchite y Codo, durante 500 años después se conservaron importantes aljamas musulmanas.
En 1570, Azuara es citada por Juan Secas como aldea cristiano vieja, mientras que en Letux, Lagata, Almonacid, Codo o Belchite, la población morisca se aproximaba al millar de personas en cada población.
Jose Román Roche Nebra
Fuentes:
La reconquista del Valle del Ebro. José Luis Corral Lafuente
Población mudéjar en Aragón. M. L. Ledesma Rubio.
La Edad media en la Corona de Aragón. Andrés Gimenez Soler
Gran Enciclopedia Aragonesa
La represión del protestantismo en España 1.517-1648. Werner Thomas
Habían transcurrido 400 años desde que los musulmanes edificaran el casco urbano de Zwara. 400 años de tradiciones, cultura y religión islámica. 400 años de mejoras en infraestructuras para el desarrollo agrícola, la artesanía y el comercio. Nunca hasta entonces tantos pobladores habían tenido acceso a una vida más digna en este territorio.
Pero la población musulmana de Zwara también tuvo que sobrellevar los incesantes enfrentamientos dentro de la Marca Superior, enfrentamientos que debilitan la parte norte del territorio de Al-Andalus y van a facilitar la conquista de los ejércitos cristianos de ocupación.
“El asedio formal de la ciudad de Zaragoza comenzó en mayo de 1118. Tras un largo y duro asedio en el que se emplearon varias máquinas de asalto similares a las empleadas en la conquista de Jerusalén, la ciudad se rendía por hambre después de más de siete meses de resistencia” (Lacarra).
“Tras unas arduas negociaciones y ante la carencia de ayuda, los musulmanes zaragozanos capitulaban el 11 de diciembre de 1118 y el día 18 de ese mismo mes Alfonso I entraba triunfante en Zaragoza. Con Zaragoza se entregó un amplio territorio y entre otras poblaciones las de Alfajarin, Fuentes de Ebro, Pina, Magallón, Mallén, Cortes de Navarra y Belchite” (Ubieto).
La ocupación cristiana del territorio de Al-Andalus tardo 770 años, en todo ese largo periodo fueron conquistando y repoblando lentamente los territorios musulmanes de Al-Andalus. Digamos que, desde Pelayo en la batalla de Covadonga en el año 722, les costo llegar a ocupar Zaragoza 396 años, y llegar a la conquista de Granada por los Reyes Católicos en 1.492, en total 770 años de nada comparados con la ocupación musulmana de la Hispania visigoda que solo duro tres años. Los musulmanes estuvieron presentes en Aragón durante 900 años, del año 714 al 1.610 fecha en que se produjo la expulsión de los moriscos. De esos nueve siglos, cuatro fueron como dominadores y cinco como dominados.
“La lucha de ocho siglos que se llama Reconquista, en que se empeñaron los cristianos fugitivos de la invasión musulmana con los musulmanes invasores, respondió siempre al carácter que tuvo en su principio, de recuperación del territorio: éste fué su carácter esencia; con el tiempo influyeron en ella otros factores, principalmente el religioso, pero éste jamás fué el impulsor, sino el que acompaño, y esto por influencia extranjera, no por movimiento espontáneo de los españoles.
Los orígenes de la llamada “Reconquista” son, pues, claros y evidentes; los desposeídos se refugiaron en tierras libres de los trastornos, al amparo de hombres que por su aislamiento vivían en un estado seminatural y satisfechos de su organización, o que, dedicados a la rapiña, habían hecho de la guerra su profesión; a los pacíficos los convirtieron en guerreros, y a los que ya lo eran los estimularon, santificando lo que antes consideraban crimen.
Astures y vascones son de los últimos: siguiendo la inclinación de los montañeses, habían descendido muchas veces al llano durante la monarquía goda con propósito de ganar botín; no hay monarca de los antecesores de don Rodrigo que no hubiera de luchar contra ellos, principalmente contra los vascones, siempre al decir de los cronistas domados y sometidos, y constantemente rehechos y agresivos. En tiempo de Chindasvinto, capitaneados por Fraga, que intentaba, dicen, destronar aquel rey, descendieron desde los Pirineos a Zaragoza; gens effera los llama el obispo Tajón, quien pinta su venida con muy negros colores; mataron a muchos cristianos, dejando sus cadáveres abandonados a los perros y a las aves de rapiña; asesinaron a muchos clérigos, saquearon y destruyeron iglesias y se llevaron cuantioso botín y numerosos cautivos.
Los historiadores aragoneses y navarros de la Edad Moderna creyeron que la Reconquista nació en los Pirineos como en Asturias y aquí como la refiere la historia legendaria, es decir, por unos cuantos hombres llenos de fe religiosa y de patriotismo, sentidos aquélla y éste como ellos lo sentían, se conjuraron para defender la religión de Jesucristo contra la de Mahoma (y ésta no sabían qué era y probablemente la otra tampoco), y para restaurar la patria perdida, es decir, España, aquellos hombres que durante muchos siglos ignoraron que fuesen españoles, y llamaban España al país ocupado por los moros y concretamente a Andalucia, la región que lo llevó en la época ibérica y aun lo llevaba en la goda”. (Andrés Gimenez Soler)
Tras la conquista y ocupación cristiana de la Marca Superior, los dirigentes políticos y religiosos y la aristocracia de la cultura musulmana emigraron al reino de Valencia, produciéndose un importante vacío en los centros urbanos, sin embargo, en el ámbito rural la masa campesina de buena parte del territorio continuo en sus solares cultivando la tierra, ahora en manos de los dominadores cristianos. Se iniciaba así el denominado período mudéjar. Los que se quedaron, fueron llamados mudéjares (musulmanes sometidos) y ellos fueron quienes contribuyeron en la Baja Edad Media al desarrollo de la agricultura y la artesanía en Aragón. Las tierras yermas y las abandonadas por sus antiguos propietarios musulmanes se repartieron a vecinos cristianos para su colonización. Al estar la tierra en gran parte cultivada por musulmanes en régimen de aparcería, su condición económica varió muy poco, ya que únicamente se había producido un cambio de dueño. Estos aparceros o «exáricos » entraron paulatinamente en vasallaje de los grandes señores, monasterios y órdenes militares.
A los mudéjares se les permitió seguir practicando la religión islámica, utilizar su lengua, mantener sus costumbres y a organizarse en comunidades denominadas aljamas o mererias con diversos grados de autogobierno.
Zwara seria ocupada por las tropas de Alfonso I el año 1118. Tras la conquista, la presencia de mudéjares se debió reducir significativamente, esto no ocurrió en las poblaciones cercanas. Esta despoblación en ocasiones se producía cuanto más importante era el rango que la localidad alcanzaba en la red urbana. Los mudéjares del pueblo -que pasaría a llamarse Azuara- pronto fueron desplazados por repobladores cristianos viejos , sobre la mezquita se construyo el palacio de Jaimen I que posteriormente se convertiría en Iglesia Parroquial.
Se sabe que en las poblaciones cercanas de Lagata, Letux, Belchite y Codo, durante 500 años después se conservaron importantes aljamas musulmanas.
En 1570, Azuara es citada por Juan Secas como aldea cristiano vieja, mientras que en Letux, Lagata, Almonacid, Codo o Belchite, la población morisca se aproximaba al millar de personas en cada población.
Jose Román Roche Nebra
Fuentes:
La reconquista del Valle del Ebro. José Luis Corral Lafuente
Población mudéjar en Aragón. M. L. Ledesma Rubio.
La Edad media en la Corona de Aragón. Andrés Gimenez Soler
Gran Enciclopedia Aragonesa
La represión del protestantismo en España 1.517-1648. Werner Thomas
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