jueves, 9 de septiembre de 2010

Lugares de Azuara: Fuente Alta y Abrevador.


La parte baja de nuestro pueblo siempre fue la más concurrida por los habitantes de Azuara, debido a que ofrecía más servicios: Cine Goya, Fuente Alta, Abrevadero, Heladora, Acequia Ancha, Matadero y la Fuente Baja.

Frente al Cine Goya (lugar que actualmente ocupa el ayuntamiento) a diez metros de distancia, había una pequeña pareta y unos escalones que servían para salvar un pequeño desnivel que obligaba a las caballerías que bajaban al abrevadero a dar un pequeño rodeo desviándose del paso de las azuarinas que subían y bajaban con los cántaros de la fuente. Pareta es el nombre que se le da a una pequeña pared, en euskera también se dice pareta, así de paso, nos encontramos con una palabra que quizá venga del vocabulario de los celtíberos de Belikiom ya que existe una relación entre la lengua vasca y la íbera. Tantos vecinos se sentaban en aquella pareta frente al Cine Goya, que el cemento estaba brillante.

A la fuente alta acudían a llenar los cántaros la población más próxima mientras que la gente del barrio bajo se servía de la fuente baja. De los 20 caños de la fuente alta nunca falto agua fresca y cristalina para llenar cántaros, botijos y botejones, recipientes de cerámica procedentes de los alfares de Huesa del Común. Ir a por agua a la fuente era un trabajo que realizaban las mujeres, a primera hora de la mañana, al medio día o a la tarde las calles eran un ir y venir de aguadoras, porque en las casas además de tener el cantarero con los recipientes llenos también había una tinaja que siempre debía estar llena de agua. Botijo, botejón y cántaro, a veces, hasta cinco recipientes llenos de agua portaban las azuarinas, también había quienes iban a la fuente con el burro y las aguaderas para transportar los cántaros. En verano era muy frecuente ver a vecinos calmar la sed a morro directamente de los caños. Yo aun guardo en mi memoria la satisfacción que se sentía tras un trago de agua fresca, estoy hablando de finales de los años cincuenta y principio de los años sesenta que fue cuando ya se instalo el agua corriente en las casas de Azuara.
La fuente alta y la fuente baja, han sido tan apreciadas por todos los azuarin@s que tras la instalación de agua corriente, cuando ya las fuentes dejaron de usarse destruirlas hubiera sido un sacrilegio, así que se han mantenido, algo que hay que agradecer.

El abrevador o abrevadero, situado detrás del antiguo cuartel y frente a la fuente, se construyo en un buen sitio al confluir allí tres accesos y ser un lugar espacioso. El agua entraba procedente de la acequia de la Mota y cruzaba por delante del cuartel de la guardia civil para entrar en el abrevadero, al final una pequeña tajadera acumulaba el agua saliendo la sobrante por encima de ella y así las caballerías bebían con mayor comodidad, desembocaba el agua un poco más abajo de la fuente para unirse a la acequia ancha. Las caballerías bebían agua tres veces al día, se llegaba a concentrar tal cantidad de animales que muchos vecinos los llevaban a beber a algunas acequias para no tener que esperar. En Azuara había un censo de varios centenares de animales la mayoría híbridos como mulas y machos, yeguas, burros y también toros mansos, todos se utilizaban para labrar, acarrear y en el caso de los burros para pequeñas cargas y trasportar a sus propietarios.
El abrevador, que durante tantos años dio servicio de agua a esos animales de carga y de tiro a los que tanto les debemos la humanidad, es una obra que hoy debería formar parte del patrimonio local, pero desgraciadamente se le desconecto el agua y fue mutilada su parte final. Ahora esta humilde obra pero tan importante en el pasado, pasa totalmente desapercibida esperando a que algún alcalde se anime a su restauración e incluso se puede colocar una estatua que rinda homenaje a estos animales de trabajo y al agricultor.

Algunos hemos tenido la suerte de vivir esos años de transición de la época del barro a la del plástico y el agua corriente en las casas, de las caballerías al tractor. Guardamos en nuestro recuerdo las actividades cotidianas del medio rural que permanecieron inalteradas durante tantos siglos. Yo he vivido esos grandes cambios y ha sido muy enriquecedor.
Jose Román Roche Nebra