lunes, 27 de diciembre de 2010

Nuestros chopos cabeceros


El chopo cabecero esta presente en las cuencas del Cámaras, del Aguas Vivas, Alfambra, Martín, Pancrudo, Alto Jiloca, y Guadalope.
La plantación del chopo negro surge ante la necesidad de abastecimiento de madera en zonas donde escaseaban los bosques de pinares. Este chopo al ser descabezado a cierta altura, emite ramas que servirán para abastecer de vigas para la construcción de edificaciones y también para leña. Los sucesivos cortes que se realizaban aproximadamente cada 12 a 15 años dieron lugar al engrosamiento del tronco que le dio el nombre de chopo cabecero.
En la mayoría de las casas de Azuara las vigas de madera (maderos) proceden de los chopos cabeceros que se han cultivado a lo largo de la ribera del Cámaras durante varios siglos, solamente en muy pocas casas se utilizo el pino para las vigas procedente de otros lugares.
Desde el Mojón hasta La Noria hay 8 km de ribera poblada con estos chopos que además servían de protección a las huertas frente a las avenidas de agua del río. En la actualidad quedan 283 chopos cabeceros centenarios, siendo Azuara una de las mayores reservas además de contener los más monumentales. En el tramo que va de Santa Maria al Mojón es donde se da la mayor concentración y con los chopos mas grandes y mejor conservados de toda la ribera. Hay algunos que destacan por su grosor de 2 a 3 metros de diámetro por 5 y 8 metros de perímetro, hay uno excepcional a 1,5 km del pueblo a la orilla de la carretera en dirección a Letux que tiene 2,7 de diámetro por 17,5 de perímetro, y no nos quepa la menor duda de que algunos pueden haber alcanzado la edad de 300 años. A la sombra de estos árboles centenarios han pasado miles de veces los hortelanos, las parejas de novios, cuadrillas de mozos y mozas, la zagaleria que ha jugado alrededor de ellos y siempre visitados durante el otoño por los buscadores de setas. Al aproximarnos a estos chopos tenemos ante nosotros unos árboles singulares enormes, con grandes oquedades y una gruesa y agrietada corteza, son viejos árboles a los que tenemos que cuidar con cariño para que vivan muchos años más. Estos seres vegetales pertenecen al patrimonio de Azuara, ya sea aislados o agrupados formando arboledas, tienen mucho valor medioambiental, paisajístico, cultural y sentimental. La ribera del Cámaras con los chopos cabeceros tiene una identidad propia, son los últimos restos de vegetación ribereña que nos queda, apenas existe otra vegetación de cierta importancia, son los únicos árboles del entorno. ¿Alguien se ha imaginado el río de nuestro pueblo sin los chopos cabeceros?



Algunos párrafos extraídos del “ Manifiesto por la conservación del chopo cabecero”: “El chopo cabecero es además el asiento de una sorprendente biodiversidad. En la base del tronco no faltan musgos si el ambiente es húmedo; en las ramas y cabezas se instalan líquenes epífitos que colorean en verdes y amarillos sus cortezas; de los huecos de los árboles debilitados crecen setas de chopo y panes de cuco; algunos troncos rezuman un líquido sobre el que crecen clorofíceas, diatomeas y otras algas que, a su vez, son consumidas por protozoos, nematodos y larvas de insectos, auténticas cadenas alimentarias. En las hojas, raíces, tallos y tronco toda una pléyade de insectos transforma la biomasa vegetal y participan en una compleja red trófica en la que intervienen, en especial, una amplia gama de aves insectívoras. Algunos animales muy vinculados a estos árboles son escasos (pico menor) o están incluidos en catálogos de especies protegidas (ciervo volante). En otros casos, su valor ecológico estriba en que representan el refugio o el lugar de cría a especies que se desenvuelven mayormente en medios abiertos, en los que no encuentran condiciones adecuadas. Es un ecosistema de frontera, de enorme valor, de múltiple interrelación con el río, la huerta, los amplios secanos y pastizales contiguos”.

“Los chopos cabeceros determinan el funcionamiento de los ecosistemas riparios en numerosos tramos del río, modificando las condiciones microclimáticas, edáficas e hidrológicas, y condicionando y enriqueciendo la composición de las comunidades biológicas”.

“Las choperas de cabeceros presentan rasgos propios de los bosques de ribera maduros albergando numerosos árboles vivos muy longevos, de grandes dimensiones y con abundancia de huecos internos, así como una gran cantidad de madera muerta. Estas arboledas mantienen una gran continuidad temporal y espacial en nuestra ribera. La concentración de árboles con estas características es muy difícil de hallar en las actuales riberas de la península Ibérica”.

“Estos añosos álamos descabezados obtenidos por el cuidado de generaciones conforman un patrimonio único con valor suficiente para la declaración de varios tramos de ríos aragoneses como “Parque Cultural” por el Departamento de Educación y Cultura del Gobierno de Aragón lo que supondría una puesta en valor y un impulso socioeconómico en el medio rural”.

Del manifiesto leído en Aguilar del Alfambra el 24-10-2009 durante la 1ª Fiesta del Chopo Cabecero.



El envejecimiento de los chopos cabeceros se ve agravado en las últimas décadas por las condiciones de sequía y la sobreexplotación de las aguas superficiales y subterráneas a veces producida a decenas de kilómetros que han provocado el descenso del nivel freático reduciendo seriamente la disponibilidad de agua para las raíces los chopos.

No sabemos cuantas décadas más sobrevivirán los cabeceros de Azuara, muchos han muerto y otros están muy debilitados por su longevidad. Sabemos que actividad económica del pasado en torno a estos árboles ya no se va a repetir y el día que desaparezcan, si no se pone remedio, la ribera quedara desnuda con escasa vegetación, junqueras, hierbas y zarzales.

Actualmente realizar talas en estos árboles significa un riesgo, en muchos casos el árbol rebrota de forma vigorosa pero puede acabar muriendo a los pocos años.Hagamos lo posible porque se prolongue la vida de estos chopos cabeceros y que nosotros podamos seguir disfrutándolos.

Animo a los vecin@s a que paseen por la ribera del Cámaras y visiten a estos viejos y monumentales árboles, observarlos detenidamente desde el suelo hasta las copas, mirad el interior de sus oquedades, abrazaos a ellos e imaginaros toda la historia que ha pasado en este lugar a lo largo de la vida de estos chopos.


Jose Román Roche Nebra

http://www.xiloca.com/espacio/?p=2125

“El chopo cabecero en el sur de Aragón la identidad de un paisaje”.

www.xiloca.com/data/Bases%20datos/Patolvidado/6252.pdf

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Domingo Royo, veterinario del siglo XVIII, ilustre azuarino olvidado

Se desconoce por el momento la fecha de nacimiento de Domingo Royo en Azuara. Se sabe que ejerció como veterinario en La Almunia de Doña Godina, (Zaragoza). Su obra " Llave de Albeyteria" supone un hito importante en la veterinaria y la biología españolas. En este libro, Royo sintetiza una extensa experiencia profesional y habla por primera vez en España de las transfusiones entre animales, aplicando los descubrimientos de William Harvey.
William Harvey describió correctamente en 1616 la circulación de la sangre y sus propiedades, apoyándose probablemente en las ideas de Miguel Servet, René Decartes, y en trabajos de medicina musulmana antigua, en especial los del médico árabe del S. XIII Ibn Nafis. Cabe decir que Miguel Servet describió la circulación pulmonar mucho antes, y publicó en 1553 sus conclusiones en el libro V de su obra "Christianismi restitutio". Por dicusiones teológicas, sobre todo con Calvino, fué declarado hereje y condenados él y su obra a la hoguera por la Inquisición. Si bien tres ejemplares pudieron salvarse, solo fueron descubiertos décadas mas tarde y no alcanzaron difusión antes de que Harvey publicase su obra en 1628 su «Exercitatio Anatomica de Motu Cordis et Sanguinis in Animalibus», (un estudio anatómico sobre la moción del corazón y de la sangre de los animales) .
En Francia se practicaron ya asiduamente transfusiones en aquella época y si Royo no consiguió culminar esta operación en España no sería por falta de conocimientos sino por falta de medios. En la página 428 de "Llave de albeyteria" dice: "Ya te acuerdas, que te prometí en el prólogo el tratar en esta segunda Parte de el Arte de la Albeyteria infusoria, o Clismática nova, y transfusión de sangre de un animal a otro, y aunque del todo no la tengo experimentada, no por falta de voluntad, sino por falta de medios, y hallarme solo en un partido...."
A partir de estas palabras, el investigador Vicente Martínez Tejero, interpreta que Royo realizó transfusiones pero no obtuvo resultados positivos, al menos no antes de la publicación de su libro, que incluye una lámina descriptiva del procedimiento a seguir en una transfusión.

Actualmente podemos consultar la obra de este ilustre azuarino gratuítamente en Internet, digitalizada por Google Books a partir de uno de los originales, que se conserva en la Universidad Complutense de Madrid. Su título completo es "Llave de Albeytería. Primera y Segunda parte. En que se trata de todos los principios así antiguos, como modernos de la Facultad, declarando muchos phenómenos y arcanos, que nuestros Authores no los alcançaron, deseando con ello hazer un albéytar consumado"
Su primera parte, titulada "De los principios de la Albeyteria" está planteada como diálogo entre discípulo que pregunta y maestro que responde. En la segunda parte describe procedimientos prácticos, entre ellos el citado de las transfusiones. Se publicó en Zaragoza en 1734, la primera parte en la imprenta de Francisco Revilla y la segunda en la de Joseph Fort. Royo escribió la obra entre 1715 y 1717.



Clemente Calvo.
1 de noviembre de 2009.



Nota: agradezco a mi colega el farmacéutico Vicente Martínez Tejero la lectura del artículo y las matizaciones que desde su mejor conocimiento de la figura de Domingo Royo me ha comunicado.
BIBLIOGRAFÍA:
- Gran Enciclopedia Aragonesa, Voz "Royo, Domingo".
- Martínez Tejero, Vicente. "Piedras, fósiles, plantas, insectos, peces, pájaros ... naturalistas aragoneses". Editorial: Institución Fernando el Católico. Zaragoza, 2005.
- Royo, Domingo. "Llave de Albeyteria", Zaragoza, 1734.
- Sanz Egaña, C.: Historia de la Veterinaria española; Madrid, Espasa-Calpe, 1941.
- Historia General de la Veterinaria en España, artículo XI, publicado en el Boletín de la Sociedad Veterinaria de Socorros Mutuos. Nº 43. Madrid 1846.