jueves, 15 de marzo de 2012

Azuara Zagrí زوارة ثغري


EL ORIGEN



Azuara. Vista general desde el yacimiento celtíbero de Beligiom. En primer término la iglesia de La Piedad y más a la derecha el Ayuntamiento Viejo. Al fondo, entre los pinos, la ermita de San José.


La villa de Azuara (Campo de Belchite) se asienta en una plataforma poco elevada al norte del río Cámaras, afluente del Aguas Vivas.
Al sur del casco urbano y al otro lado del río, se encuentran las ruinas de la ciudad celtíbera de Beligio o Belikiom. Pertenecía al pueblo de los belos, cuyas principales ciudades eran, además de Belikio, Bilbilis, Kontebakom Bel, Nertóbriga, y su capital Sekaiza. Debió despoblarse hacia el año 70 AC tras las Guerras Sertorianas, trasladando su función urbana a Belia, a 8 km, la nueva ciudad fundada por Roma en el actual santuario del Pueyo, en Belchite.   A juzgar por el bronce de Contrebia, y la cercana presa de Almonacid, que fue construida por los romanos para suministrar agua a Belia, posiblemente conocían la agricultura de regadío. El poblamiento romano debió ser disperso con explotaciones agrícolas tan relevantes como reflejan las excavaciones de la villa romana de La Malena, muy próxima al casco urbano.
Azuara debió recuperar su función urbana durante el periodo andalusí. Alguna leyenda y varias evidencias así lo atestiguan. En la memoria colectiva de los azuarinos está quelos moros llamaban al pueblo la ciudad de Gualdrapa. Esto refleja que Azuara debía ser algo más que un pueblo antes de ser conquistada por Alfonso I, hecho que los nuevos pobladores cristianos mantuvieron en su ideario colectivo para remarcar su importancia frente a la cercana ciudad de Belchite, que durante siglos había “usurpado” a los azuarinos su relevancia de cabecera comarcal. Por eso, tras la conquista aragonesa de Saraqusta, Azuara no se adscribió, como hubiese sido lógico, a la cercana ciudad de Belchite, que contaba con su propio distrito, sino que junto a gran parte del distrito de Zaydun pasó a depender de la importante ciudad de Daroca, más tarde constituida en la Comunidad de aldeas de Daroca.
Las evidencias corroboran la leyenda. Un potente recinto amurallado oculto o camuflado por casas y corrales junto con edificios zagríes tuneados para usos cristianos: la ermita de San José, una de las torres laterales de la iglesia de la Piedad y posiblemente el antiguo ayuntamiento. Además, los árabes dieron nuevo nombre al pueblo, ya que Belchite se había apropiado del antiguo nombre celtíbero.

EL NOMBRE


Las fuentes árabes conservadas no mencionan nada relacionado con el actual topónimo por lo habrán de analizarse diferentes voces que pudieron dar lugar al topónimo Azuara.

GUALDRAPA
Como se ha dicho, se cree que los moros la llamaron Gualdrapa. Al ‘Udrí, historiador y geógrafo del s. XI, cita en su obra dos veces una ciudad, GARAD.S o GALWADA, que guarda cierto parecido con GUALDRAPA.  La primera la menciona en el camino de Córdoba a Zaragoza entre Tirwal (Teruel ) y Qalamusha (Calamocha). La segunda la incluye en el IQLIM o comarca agrícola de Zaydun, el mismo iqlim en donde estaba Azuara.  Además dice que muy próximo a ella nace el río Jiloca. Esta precisa descripción geográfica la sitúa en la actual Monreal del Campo y descarta que Gualdrapa pudiera ser una malformación de Galwada. (http://sites.google.com/site/zagralandalus/mapas-zagries).

SUXAYRAth
La primera mención de la villa es de 1192 con el nombre de Zoara.  El topónimo Azuara es muy similar al de Zuera, que es ya mencionada en 1148 como Zohera y también como Zofera, por lo que pudiera pensarse que Azuara y Zuera provienen de misma voz, con y sin artículo. Sabemos que Zuera era la AS-SUXAYRAth  árabe (“Peñica” diminutivo de SAXRAth, “peña”). El sonido x (la jota española suave) viene al aragonés como hache intercalada o mas corrientemente como efe; por eso los aragoneses la llamaron Zohera o Zofera. En cambio, Zoara, sin hache, no pudo provenir de Suxayra, por lo que también hay que descartar esta etimología.
Muralla (foto Rubén López)
ZUWARA
Lo propone  Juan F. Utrilla, al exponer la etimolgía arábiga de muchos de los pueblos de la comarca: ”…Almochuel (¿ibn Manchuel, ‘el descendiente del Mochuelo”, apodo romance), Azuara (Zuwara) y Letux (Yegg Lettoreg) son también indicativos de su ocupación andalusí. Cuatro de estos topónimos, Nepza, Letux, Lagata y Azuara nos mueven a formular la hipótesis de que en la región se produjeron asentamientos tribales beréberes –tribus de los Nafza, Letoregg, Luwata y Zuwara–, clientes de los Omeyas, e instalados en la segunda mitad del siglo VIII para controlar la propia madina de Zaragoza y su entorno. Se trataba, sin duda, de asentamientos estratégicos que dominarán además, y mediante la instalación de grupos clánicos afines –como los Banu Gazlun y Banu Amira, pertenecientes también al clan Nafza, e instalados en las cercanas tierras de Teruel y Villel, o los Banu Razin, asentados en la Sahlah–, el corredor que unía Zaragoza con Valencia, a través de la ruta secundaria Belchite- Montalbán-Teruel, y enlazaba con el eje Molina-Guadalajara-Toledo. “  (El Campo de Belchite en la Edad Media s.VIII-XV: del poblamiento musulmán al cristiano. Juan F. Utrilla Utrilla).
Desechadas las dos primeras acepciones, la tercera, el topónimo Zuwara, también presente en una ciudad de la Tripolitania libia, sería la palabra beréber arabizada que dio origen al nombre de la villa de Azuara.

LOS EDIFICIOS CONSERVADOS

LAUDA SEPULCRAL
El único resto que se creía conservado de la época andalusí es la lauda sepulcral musulmana hallada por mosén José Gorbea junto a la ermita de San Nicolás en 1912 y conservada en el museo de Zaragoza.


Está fechada en 402/1011, de piedra caliza tallada.  Dice:"Oh gentes! Las promesas de Dios son verdad: no os deslumbre la vida presente ni os ciegue en las cosas de Dios la ilusión; éste es el sepulcro de Nasar, hijo de Abd al-Rahman, Dios le haya perdonado: murió el día [...] del més de Muharram, año dos y cuatrocientos" (traducido al español por Francisco Cordera Zaidín).


LAS MURALLAS





Muralla (foto J. Román Roche).
Portales de S. Miguel, La Purísima y Barrio Bajo.


Ocultas por los edificios del pueblo, Azuara conserva gran parte de sus murallas medievales, especialmente al norte y este del casco antiguo. Las puertas de la ciudad, transformadas mas tarde en portales dedicados a santos, fueron derribadas, aunque se conservan imágenes de alguna de ellas. El arco de San Nicolás desaparece en el s. XVIII en extrañas circunstancias; el portal de San Miguel, situado junto a la cabecera de la iglesia y la antigua posada, se derriba durante la guerra civil para dar paso a lo camiones del bando sublevado. A mediados del s. XX , cuando los tractores empiezan a sustituir a los carros, se derriban el portal de la Purísima o de Fuendetodos,  y el de Nª Señora del Buen Suceso o del Barrio Bajo. El Ayuntamiento,  con el beneplácito de Antonio Beltrán enviado por la Diputación de Zaragoza, acordó la demolición por “comodidades de la villa”.

A pesar del inequívoco nombre árabe de la villa, y como es habitual en todo Aragón, los historiadores no contemplan, y menos admiten, que alguno de los edificios más importantes del pueblo sean anteriores a la conquista cristiana. Por esa razón siempre se ha pensado que, sin fundamento documental alguno, las murallas son del s. XIV, sin explicar cual era la necesidad de construir un recinto militar tan potente en una población situada en el interior de Aragón.
Son de tapial, con las juntas de las tapias del encofrado visibles, y muy similares a las murallas andalusíes de Daroca. Azuara pertenecía al IQLIM o comarca agrícola de Zaydun, en la parte meridional de Zagr-Alandalús fronteriza con el territorio de As-Sahla con capital en Albarracín. La creación del reino de Saraqusta en el s. XI, el más importante y dinámico de Alandalús, con un extraordinario crecimiento demográfico y económico, llevó a sus emires a fortificarlo en especial las comarcas fronterizas, no sólo con los cristianos sino también con los musulmanes. De esta época es el conjunto fortificado de Calatayud, uno de los más extensos conservados en España y también situado en la frontera con el reino de Toledo. Así pues, lo más probable es que las murallas de Azuara se levantasen en el s. XI, cuando Azuara estaba en los confines del reino de Saraqusta.


LA ERMITA DE SAN JOSÉ



Situada en un alto que domina la población en el lado opuesto del cabezo de La Atalaya, que guarda las ruinas de Belikiom, la ermita de San José es en su mayor parte una construcción de Zagr-Alandalús. Se trata de un edificio de una nave separada por arcos fajones ojivales y cubierta de rollizos de madera a dos aguas. A los pies y en su eje tiene una torre de ladrillo, desmochada, que forma parte del programa constructivo de la nave.
En la cabecera, el presbiterio, de una volumetría que nada tiene que ver con la nave, se construyó a finales del s. XV con la intención de proseguir en fases sucesivas a costa de ir derribando la nave de la vieja ermita, cosa que no llegó a suceder. Esta programación de sustitución por fases de un edificio musulmán antiguo por otro más moderno cristiano, se detecta en un gran número de edificios medievales, como lo hemos estudiado en los casos de San Pedro de Alagón y Santa María de Tauste, por no hablar de La Seo de Zaragoza.
El emplazamiento en una colina sobre el pueblo amurallado permite deducir el origen militar de esta construcción. Pudo ser un castillo, pero parece más probable que fuese  un ribat o una zawiya, o sea una fortaleza monástica. En Alandalús se desarrolló el monacato de forma parecida y paralela a la Europa cristiana, con instituciones religioso-militares semejantes. Se trataba de mezquitas monásticas, en donde se daba instrucción y alojamiento y se enseñaba disciplina. La nave y torre actuales formaban parte de un programa más complejo que no se ha conservado. La última y reciente demolición, la casa del santero,  ha impido conocer mejor su estructura original y su probable adscripción a este periodo.
Según  el historiador Lorenzo Padilla, hacia el año 800 los Aglabies de Kairuán son los que crean los primeros ribats. Sus antecedentes proceden de las fortalezas con que los príncipes bizantinos cubrían las fronteras del litoral en sus puntos más vulnerables: ciudades fortificadas, ciudadelas, reductos y puestos o torres de vigía. Según Ibn Jaldun pasaban de diez mil las fortalezas hechas de cal y canto y provistas de puertas de hierro. Esta cifra es evidente que es un tanto exagerada, debe de comprender los ribats, como cuerpos de guardia y torres de señales. Ya es a finales del s.XI cuando llaman la atención del geógrafo el-Ya´qubi en el trayecto entre Sfax a Bizerta estos “castillos muy próximos unos a otros donde residen gentes piadosas y morabitos”. El término zawiya, con un significado sinónimo al de “ermita de un santo”, tiene su aparición en el Magreb a partir del s.VIII y de aquí pasara a Andalús; zawiya es en Occidente lo mismo que en Oriente aparece designado como ribat y janaqa, siendo su función la de alojar a necesitados y viajeros. El surgimiento y desarrollo de estas comunidades religiosas tienen relación con una figura relevante: el santón, que son aquellos que han alcanzado la gracia de Dios y que son puente para trasmitirla al resto de los hombres. (http://www.arqueologiamedieval.com/articulos/75/el-ribat-institucion-espiritual-y-militar)

EL ALMINAR DE LA IGLESIA DE LA PIEDAD


Las murallas y la ermita de San José no son los únicos edificios que se conservan de Zagr-Alandalús. La iglesia mudéjar de Nuestra Señora de la Piedad conserva al menos una de sus torres del edificio que la precedió. Miguel Pinilla la ha estudiado:  “A pesar de estar aparentemente integrada en el conjunto del edificio hay un elemento en la fábrica mudéjar que llama la atención. Se trata de la torre-contrafuerte situada en el lado del evangelio, junto al crucero barroco. En planta tiene mayor dimensión que las otras tres, estando alineada interiormente con ellas y sobresaliendo hacia el exterior...Todas estas hipótesis se ven reforzadas si además se observa la orientación del eje de la iglesia en dirección S.O.-N.E., orientación que no viene impuesta por condicionantes topográficos o de falta de espacio, sino seguramente, de reutilización del solar (y del alminar) de la antigua mezquita orientada al S.E. (El alminar de Azuara)

* Agradezco a los azuarinos Rubén López y José Román Roche los datos facilitados para la elaboración de esta página.

Javier Peña Gonzalvo. Arquitecto

Artículo extraído del blog: https://sites.google.com/site/zagralandalus/ con autorización de su propietario.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vamos sumando patrimonio medieval de época musulmana. A la muralla y la lauda sepulcral hallada por el párroco José Gorbea junto a la ermita de San Nicolás en 1912, ahora el alminar de la iglesia descubierto por José Miguel Pinilla y la ermita de San José que según Javier Peña es en su mayor parte una construcción de Zagr-Alandalús. Seguro que no son los únicos restos que quedan por descubrir.

En el artículo hay una reflexión muy interesante: “Azuara debía ser algo más que un pueblo antes de ser conquistada por Alfonso I, hecho que los nuevos pobladores cristianos mantuvieron en su ideario colectivo para remarcar su importancia frente a la cercana ciudad de Belchite, que durante siglos había “usurpado” a los azuarinos su relevancia de cabecera comarcal. Por eso, tras la conquista aragonesa de Saraqusta, Azuara no se adscribió, como hubiese sido lógico, a la cercana ciudad de Belchite, que contaba con su propio distrito, sino que junto a gran parte del distrito de Zaydun pasó a depender de la importante ciudad de Daroca, más tarde constituida en la Comunidad de aldeas de Daroca”.

JoseRomán