Sin lugar a dudas, el espacio de tierra sobre el que se asienta la ermita de S. Nicolás y su entorno, es la parte de nuestro pueblo que más historia tiene. Los primeros pobladores que ocuparon esta zona fueron los celtíberos de Belikiom, ciudad construida a partir del s. IV. a.C. y que alcanza su máximo explendor sobre la segunda mitad del s. II a.C. cuando crece ocupando un nuevo espacio desde los cerros hacia el río creándose una barrio en toda la zona baja en paralelo por donde transcurre la acequia bajo las cuevas, el "Cabuchico" y la carretera en dirección a “las Balsicas”. Bajo el solar de la ermita S. Nicolás se encuentra localizado un testar y probablemente el horno de producción de cerámica celtíbera, lo que tambien induce a pensar que la "acequia del barranco" fuera construida por los celtíberos en esa época de expansión.
Pasan cuatrocientos años de colonización y civilización romana, y doscientos años más de visigodos. En el siglo VIII una fracción de la tribu bereber Zuwwara originaria de Libia se instala al otro lado del río frente a la ciudad destruida de Belikión, a este lugar le ponen de nombre Zwara. Ya desde los primeros tiempos del Islam, suele destinarse un lugar fuera e inmediato al recinto de las ciudades para oratorio al aire libre llamado musalla; en zona inmediata separado por una tapia esta el espacio llamado musara, que tiene carácter laico y sirve de lugar de esparcimiento de la población; también se da una relación estrecha entre musalla y el makbara que era lugar de enterramiento musulmán. El lugar que actualmente ocupa la Ermita San Nicolás reúne las condiciones para albergar la musalla, musara y makbara, esta cerca del pueblo, tiene buen camino de acceso, agua y es zona espaciosa. En este lugar el párroco de Azuara José Gorbea el año 1912 se encuentra la lápida funeraria de Nasar, uno de los 12 hijos de Abderraman III Califa de Al-Andalus, de esta forma se demuestra que el viejo cementerio en el que de niños veíamos huesos en superficie es el makbara musulman.
Tras 400 años de cultura y religión islámica desde que los musulmanes edificaran el casco urbano de Zwara, en el año 1118 las tropas cristianas ocupan Zaragoza, también por esas fechas ocupan Zwara.
La construcción de la ermita románica de San Nicolás se realiza en la segunda mitad del siglo XIII. Se podía haber construido sobre un solar en cualquier lugar del entorno de Azuara, pero se eligió para su edificación un espacio representativo de la cultura y religión musulmana, respondiendo a la práctica de cristianización de parajes y lugares objeto de cultos religiosos antiguos que era necesario erradicar y reconvertir. Hoy en un mismo lugar tenemos restos celtíberos, musulmanes y cristianos. La ermita románica de San Nicolás es el mejor ejemplo de arquitectura medieval de la Comarca, sus paredes son de ruda mamposteria (actualmente enlucidas) pero tiene aristas de buenos sillares que le dan la fuerza suficiente al edificio para que haya aguantado perfectamente el paso de los siglos. La importancia de las pinturas de su interior es grande, se trata de uno de los conjuntos de pintura mural más destacados en la provincia y al sur del Ebro realizadas a principios del siglo XIV en estilo francogótico. Tras sifrir un grave deterioro, a finales del siglo XV se vuelve a pintar encima de las primeras, esta vez dentro de la corriente naturalista flamenca del último gótico quedando ocultas las primitivas pinturas.
La ermita sufrió décadas de abandono, la puerta estuvo de par en par, robaron unos lienzos pintados sobre un bastidor tríptico de madera y su interior estaba lleno de pequeños desprendimientos y tierra procedente del exterior. Tuvieron que gobernar los socialistas en el ayuntamiento de Azuara, para que en enero de 1984 se decidiera la restauración por unanimidad en el pleno del ayuntamiento. Pero se hizo una mala restauración, como afirmarían los jefes de patrimonio de la DGA, según dijeron, una falta de coordinación entre los departamentos de cultura y vivienda fue la causa. Fue en plena restauración de la ermita cuando bajo el yeso apareció un pequeño detalle de pintura mural, la idea que llevaban era realizar un nuevo enlucido interior y acabar pronto con la restauración, de seguido me puse en contacto con José Antonio Fleta que a su vez le comunico el hecho a nuestro común amigo el arqueólogo J. Luis Ona Gonzalez y gracias a esta iniciativa se pudieron recuperar las pinturas. En la actualidad, tras 23 años de la restauración, el interior de la nave de la ermita esta sin pintar, la piedra que servía de altar y se rompió durante la restauración continua en el suelo apoyada en la pared, la parte superior de la puerta a falta del cristal hoy ocupa su lugar una plancha de panel de madera, en la parte exterior el enlucido de cemento de las paredes se cae a trozos y el estado de la parte trasera de la nave que da al río es deplorable.
Es una pena que el conjunto de esta zona este degradado y desatendido, por ejemplo las cuevas; el asfalto del camino que desnaturaliza el entorno; las paredes de los huertos de origen musulmán; algunos vecinos lavan el coche frente a la puerta de la ermita; los niños, jóvenes y algún propietario de los huertos vecinos dejan pequeños restos de basura. Si realmente queremos a nuestro pueblo, es necesario que tomemos mayor conciencia de tener este rico patrimonio que hemos heredado. Conservar en condiciones la ermita y todo su entorno, visitado durante muchos días del año, es responsabilidad los vecinos y ayuntamiento, pongamos cada uno la parte que nos corresponde.
Jose Román Roche Nebra
Fuentes consultadas:
“Los celtíberos” Etnias y estados. / Francisco Burillo
“Regadíos andalusíes en el valle medio del Ebro: el ejemplo del río Aguas Vivas”. / J.A. Sesma, C. Laliena y J.F. Utrilla
Boletin Municipal de Azuara nº 2 y 10
“Arte románico y gótico en la Comarca de Belchite”. / Pedro L. Hernando Sebastian.
“Las pinturas murales de la ermita de San Nicolás de Bari, Azuara”. / Mª del Carmen Lacarra Ducay