El posible desarrollo a largo plazo del que hablaba en mi artículo anterior, basado en la protección y valoración de nuestro entorno natural, pasa por una larga e intensa fase previa de trabajo de campo y de análisis de datos, algo de cuya necesidad se ha hablado en foros diversos, pero que no acaba de llevarse a cabo de forma sistemática en casi ningún sitio debido a su alto coste económico y a su escasa rentabilidad inmediata. Aquí está la labor que desde mi pequeñez individual llevo tiempo abordando. Es un trabajo donde aplico mi visión del arte y del papel del artista en la sociedad, y al decir artista quiero decir persona creativa: poner la creatividad a trabajar para resolver problemas concretos y hacerlo no sobre el papel, no limitándose a teorizar, haciendo ensayos metódicos, poniendo la creatividad a trabajar en asuntos tan aparentemente ajenos a ella como la gestión de una pequeña finca.
El análisis que realizo, abarca todo el contexto geográfico, histórico y socioeconómico, en el que se sitúa el problema real sobre el que trabajo, es decir, el valle del río Cámaras a su paso por Azuara.
Hace tres años, decidí comprar a mi familia una chopera de 2,5 hectáreas en las partidas de Calabaza y La Alberca, a orillas del río Cámaras, unos 2 km aguas arriba de Azuara. Consciente de que la tierra no puede ser poseída realmente por nadie, me di cuenta sin embargo de que el título de propiedad que me otorga el mundo humano me iba a facilitar las cosas en lo que al trabajo de conservación del enclave se refiere. Conocía desde mediados de los años 80 la riqueza biológica de este lugar y me pareció mucho mas interesante trabajar para preservarla y estudiarla que talar los chopos para malvender la madera.
Es realmente increíble la belleza y armonía que encierra en este rico entorno lo pequeño, cualquier hoja, cualquier roca, el mas diminuto animal. Solo hace falta salir a caminar abriendo por completo todos nuestros sentidos, mantener una disposición de atención y disfrute.
El primer cambio en la gestión de este territorio respecto de las formas de gestión habituales, se produce a partir de un modo diferente de entender la relación de nuestra especie con el medio natural en que se desenvuelve. Estamos inmersos en un caduco sistema basado en la mera explotación de los recursos, en la pura rentabilidad económica, en la utilización de la riqueza del entorno sin contrapartida para éste y, aún las mas de las veces, acarreándole serios perjuicios. Es preciso dar paso a un nuevo sistema en el que se adopte una visión no centrada en el hombre sino en la comunidad de seres vivos que éste habita.
Al aplicar esta idea en el espacio concreto de la chopera, he constituído lo que denomino un "microestado biocrático", siendo en esta comunidad viva un agente capaz de llegar a acuerdos con los humanos para buscar soluciones que mantengan la diversidad, para divulgar los resultados que voy obteniendo y para promover pequeños cambios locales. Lo humano buscando la mayor armonía con su medio, buscando integrarse en él y obtener beneficios mas valiosos que lo puramente económico, que pasa a un segundo plano.
Las líneas rectoras de la gestión que a partir de aquí aplico en este espacio se pueden resumir en cinco:
1. Estudio y conservación de la diversidad biológica.
2. Análisis de la relación hombre-medio.
3. Búsqueda de alternativas en dicha relación.
4. Cualquier decisión debe tener en cuenta las prioridades actuales de la Biosfera, especialmente la retención de CO2.
5. Cualquier decisión ha de fomentar la salud del propio gestor y de quienes visitan este espacio.
El resultado de las investigaciones que voy llevando a cabo lo voy exponiendo cada año en distintos foros. El año pasado hice la primera exposición en el Centre D´Art Contemporani i Sotenibilitat de Calders, Barcelona. Este verano tengo previsto hacer la segunda comunicación en los locales de la Cámara Agraria de Azuara, conocida popularmente como "El Sindicato", donde el libro divulgativo que ya he concluído sobre el río Cámaras y Azuara estará disponible para todo aquel que desee consultarlo.
El trabajo de campo lo hago viajando a Azuara una vez al mes de media. Después son necesarias muchas horas de estudio en el laboratorio para el análisis de datos. Llevo hechas mas de 3.000 fotografías y numerosas grabaciones en vídeo. Todo esto lo hago porque me gusta y veo que puede ser útil, no hay detrás ningún oculto interés, ninguna institución, ningún apoyo que no sea mi propia afición y mis propios recursos. Prefiero ir poco a poco pero manteniendo la mas absoluta independencia, disfrutando del proceso y avanzando año a año en una labor que necesariamente ha de prolongarse en el tiempo.
Donde algunos solo ven maleza o abandono, otros muchos se dan cuenta de que la vida silvestre está teniendo oportunidad de manifestarse sin trabas y yo de poder estudiarla. Se han hecho cortas de maleza para liberar los cauces de las acequias, se han reparado escapes que inundaban el terreno y que dieron lugar a la caída de varios árboles hace tres años. Estoy restringiendo la extensión de zarzas en las dos parcelas mas alejadas del río para que otras plantas puedan desarrollarse. Han aparecido allonderos, nogueras, rosales silvestres y ciruelos que irán sustituyendo poco a poco a los chopos híbridos, que he decidido mantener. Estos árboles híbridos son variedades destinadas a la industria papelera, pero son ante todo seres vivos que merecen respeto y cuidado, por su mera condición de vivientes y porque desempeñan funciones muy valiosas, depurando nitratos con sus raíces, reteniendo toneladas de CO2, generando toneladas de oxígeno y completando el bosque de ribera autóctono.
Por último, una cuenta que cualquiera puede entender: el precio actual que los estados europeos tienen que pagar por cada tonelada de CO2 que se genera en su territorio, es hoy de 16 €. Cada hectárea de plantación de chopos retiene 10 toneladas de CO2 al año, con lo cual, en esta micro-reserva de 2,5 hectáreas se retienen 25 toneladas anuales de CO2, lo que significa que en los 19 años que lleva plantada, esta chopera ha logrado retener un total de 475 toneladas de CO2, equivalentes en el mercado actual de CO2 a 7.600 €, una cifra netamente superior al beneficio neto que hubiera reportado la corta. Esto sin contar el resto de plantas silvestres habitantes de la finca que también fijan CO2 y con cuya contribución hablaríamos de mas de 500 toneladas de CO2 retenido. Por favor, les invito a reflexionar sobre este dato en el contexto descrito en este artículo, teniendo en cuenta que no he recibido ningún tipo de beneficio ni subvención. Cualquier sugerencia que queráis hacer aquí con intención de colaborar con esta iniciativa, tiene de antemano mi agradecimiento.
Para quien quiera saber mas sobre estas investigaciones, aquí tiene algunos resultados:
http://lifeorgy.blogspot.com/
Clemente Calvo
2 comentarios:
Excelente todo el artículo y la guinda es la foto.
"Es realmente increíble la belleza y armonía que encierra en este rico entorno lo pequeño, cualquier hoja, cualquier roca, el mas diminuto animal. Solo hace falta salir a caminar abriendo por completo todos nuestros sentidos, mantener una disposición de atención y disfrute".
Saludos Clemente.
joseroman
Comparto totalmente tu forma de ver y de cuidar este patrimonio natural del que sólo somos inquilinos temporales.
Me alegro de que en Azuara haya gente que se esfuerce por dar nueva vida a la ribera del Cámaras, que todavía tiene mucho que salvar.
Ánimo.
Juan Manuel Lapuente
Fuendetodos
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