Tras las primeras sesiones de trabajo del Equipo Técnico de la Malena, pronto se llegó a la conclusión de que uno de los asuntos vitales para la recuperación de yacimiento es la ejecución inmediata de una cubierta bajo la que puedan realizarse los trabajos de consolidación y restauración, consiguiendo que sean realmente efectivos. El anticipar la realización de la cubierta a labores de restauración y arqueología, obliga a pensar en un tipo de cubierta modular que sea flexible ante futuros descubrimientos en el yacimiento y que del mismo modo pueda subdividirse su ejecución para adecuarse a la financiación recibida.
El sistema propuesto por el Equipo Técnico toma como base el utilizado con éxito por el arquitecto Roberto Valle y su equipo colaborador en el Museo de las Villas Romanas de Almenara-Puras. Dicho sistema de demostrada durabilidad se compone de una estructura de vigas de acero y de una cubierta de chapa auto-portante, permitiendo variar las distancias entre pilares en los dos ejes y pudiéndose adaptar así a los restos arqueológicos. De este modo se reduce considerablemente tanto el número de apoyos, como el impacto visual de la estructura. Además, la modulación en retícula, el alzado con rítmica de arcos, así como los refuerzos en sus vigas a modo de friso nos acercan a una época clásica que enriquece el edificio.
La principal dificultad arquitectónica reside en la elección de los puntos donde esa cubierta tocará el suelo en forma de pilar, más aún si tenemos en cuenta que todavía nos resta mucho por saber de hasta dónde llegan realmente los restos de la villa. Por ello se ejecutaron en las diferentes sesiones de trabajo diversas alternativas para la cubierta variando la distancia entre los apoyos así como su disposición espacial.
Finalmente, y siempre a expensas de nuevas informaciones acerca de los límites de la villa, se optó por una cubierta con cinco pórticos de 16, 15, 20, 16 y 16 metros respectivamente que cubrirían una superficie aproximada de 5700 m². La alineación de los pórticos se realizaría en el eje norte-sur marcando la direccionalidad de la villa, y el módulo central dispondría de un gran lucernario que introduciría luz al interior y establecería un diálogo entre el yacimiento y el nuevo edificio.
Los cerramientos definitivos permitirían la entrada de luz y ventilación natural integrando la cubierta tanto con sus formas como con su color en el entorno vegetal. Al material representado en los documentos gráficos se añadiría un acceso y una plataforma elevada para visitantes todavía por determinar, así como los elementos de museización oportunos.
El importe final de la intervención arquitectónica asciende bajo criterios de esta memoria valorada a 1.974.929,75 € IVA incluido.
Una de las premisas para la fase de diseño fue que la primera fase de ejecución de la cubierta pudiera cubrir la zona más representativa de la antigua villa situada en el lateral Oeste. La ejecución de esta primera fase compondría el pórtico nº2 de 15 metros de anchura y 68 metros longitud y cubriría la estancia 26 donde se encuentra el mosaico de “Las Bodas de Cadmo y Harmonía” y las estancias 52, 25, 27, 28, 42, 34, 33, 29a, 29b, 37ª, 37b, 44 y 29c; también de gran riqueza musiva. De este modo, con la realización de la cubierta en su primera fase, las labores de consolidación y restauración serían visibles y visitables desde el primer momento, añadiendo valor didáctico y mediático al proceso de recuperación.
El importe de la cubierta en su FASE I asciende bajo criterios de esta memoria valorada a 342.296,57 € IVA incluido.
En definitiva, el Equipo Técnico de la Malena pretende aportar con esta propuesta de cubierta la solución flexible, inmediata, modular, definitiva y económica que la problemática actual demanda; y así esperamos que lo considere la administración competente.
Javier Corzán. Equipo Técnico La Malena.
Arquitectura : Raquel Aragón, Beatriz Carnicer, David Cerezo, Javier Corzán, Javier Hernando y Sergio Latre.