Continuamos con los interesantes censos de Azuara que tantos datos nos aportan para conocer mejor como era la vida en el pueblo.
El Censo Electoral era de 666 personas mayores de 25 años.
Población estimada de 2.600 habitantes. Alfabetización 215 (32%) varones.
En 1909 en plena guerra de África, las tropas del ejército español habían sido vencidas por los Rifeños en el monte Gurugú, el efecto de esta derrota en la península seria la movilización de los reservistas, medida muy mal acogida por las clases populares debido a que la legislación de reclutamiento permitía quedar exento de la incorporación a filas a los ricos previo pago de 6.000 reales, además de que la mayor parte de los reservistas eran padres de familia, lo que provocará en los españoles un malestar importante como para que se produzcan diversos disturbios en todo el país durante varios días, siendo Barcelona la ciudad que más de lleno se vio afectada en el suceso conocido como la Semana Trágica de Barcelona al grito de ¡Abajo la guerra! ¡Que vayan los ricos! ¡Todos o ninguno! Como consecuencia de los enfrentamientos cinco líderes de la revuelta fueron fusilados y se produce la dimisión del Presidente del Gobierno el conservador Antonio Maura. El nuevo jefe del gobierno José Canalejas moriría asesinado dos años más tarde por el anarquista Manuel Pardiñas.
Joaquín Costa murió en 1911, su entierro fue un llanto colectivo de Aragón, pero su idea aún seguía viva. Europa llevaba ya dos años enzarzada en la primera guerra mundial, mientras Azuara seguía viviendo en una relativa calma, la boina iba sustituyendo el uso del cachirulo y los calzones eran reemplazados por pantalones de pana, por estas fechas, una extraña fiebre empuja a los azuarinos a plantar almendreras en cualquier rincón desde los ribazos hasta las lomas incultivables de los montes.
Seguía habiendo dos secciones electorales en el pueblo, la 1ª estaba compuesta por las siguientes calles: Chilindres, Eras, Cedazo, Horno, Mayor, Meca, Medio, Muro, Molino, Mosca, Paradero, Posada, San Agustín, San Juan, Extramuros (tres familias), Cabochico (5 familias), Ventas de Herrera (una familia) , y los dos molinos, además de 1 vecino de la calle Topo, 2 de la calle Rana, 1 de la calle Novena, sumados también los 13 trabajadores que vivían en el poblado que se montó junto a la entonces incipiente presa de Moneva que se había comenzado a construir en 1909.
La segunda sección electoral era la siguiente: calle Nueva, Plaza de la Iglesia, Verdad, Luna, Topo, Ferial, Virgen, Plaza Gaspar, Novena, Pesegú, Peligro, Rana y Rata, además de un vecino del Paradero y otro de la calle Eras.
La distribución de la población activa por sectores productivos no varió notablemente en esta etapa que nos ocupa, el 74% de la población activa era agrícola, 498 personas, de las cuales 129 eran labradores, 5 hortelanos y la gran mayoría, 364, eran jornaleros, si bien alguno de estos últimos también trabajaron algún tiempo en la construcción de el Pantano. Durante estos años la actividad sindical agraria en Azuara se asocio en tres entidades adheridas a la Federación Agraria Aragonesa, organización promovida por los propietarios y que debía actuar como muro de contención frente a los peligros del socialismo urbano y el sindicalismo de clase trabajadora. Este sindicalismo no tuvo una vida lo que se dice larga ya que solo duro de 1910 a 1915.
Al pastoreo se dedicaban 58 personas, 3 más que en el anterior censo, lo que representa el 8,7% de la población activa, la vida de los pastores estaba en el monte y la paridera donde solía residir su familia, acercándose al pueblo únicamente para suministrarse pan de vez en cuando.
La industria con 37 trabajadores supone el 5,75% del tejido productivo; con respecto al censo anterior desaparece 1 tejedor y 2 tablajeros, bajando a 7 los pelaires, por otro lado aumentan a 9 los carpinteros y a 4 los tejeros; apareciendo 1 hojalatero y reapareciendo 1 quincallero. Los molineros, herreros, caldereros y bataneros se mantienen.
Los oficiales bajan a 6 en los zapateros, a 5 en los sastres y a 4 en los albañiles. Otros oficiales están solos en su oficio : esportonero, guarnicionero y alpargatero. Los albarderos son 2. Entre todos suman 20 personas y son el 3% de la población activa.
Los funcionarios y personal del sector terciario son 31 representando el 4,8% de la población activa, la mayor subida es la de los comerciantes que llegan a 13, seguidos por los confiteros con 4 y los cortadores con 2. Son menos los carreteros, 2, y solo queda 1 barbero. Desaparecen el casinero y el tratante y reaparece el ordinario. Por primera vez hay constancia de la existencia de 2 horneros. Los propietarios siguen a la baja, quedando 3; de los 3 médicos que aparecían anteriormente solo queda 1 y la farmacia cambia de propietario. Los funcionarios ahora son 6: 1 cartero, 1 secretario y 4 empleados del Ayuntamiento. El veterinario es el mismo que en el censo anterior y también aparecen 2 abogados y 1 ingeniero.
Es extraño que no aparezcan referencias al clero, aunque sabemos que en 1912 estaba un cura llamado José Gorbea y tampoco aparece ningún maestro.
La pirámide de población censada (666) es:
25-29 años, 93 personas, el 13,8%
31-39 años, 167 persones, 24,8%
40-49 años, 145 personas, 21,6%
50-59 años, 138 personas, 20,6%
> 60 años, 123 personas, 18,4%
El resto de la población menor de 25 años (no censados) suponen 1.934 personas.
La medicina y la pequeña mejoría en las condiciones de vida hacen que la esperanza de vida aumente de forma importante, y los mayores de 50 años son más que antes (el 39% frente al 28% anterior).
Los apellidos más repetidos siguen siendo los mismos, a excepción de Aína, Pina y Herrando que caen, y Gimeno, Plou, Abas y Sebastian que entran en el grupo. En total el número de apellidos es de 145, bastantes más que en el censo anterior, debido sobretodo a la inmigración provocada por la construcción del Pantano Moneva.
Por nombres no hay más variación que el cambio de Santiago por Lorenzo siendo el número total de nombres 153.
La alimentación básica de la época sería a grandes rasgos: pan, vino, aceite, legumbres, patatas, cebolla y ajos; las proteínas cárnicas se obtenían de los animales de corral (cerdo, pollo y conejo) y otros silvestres como barbos, cangrejos, ranas, caracoles, palomas, perdices, liebres...
Había otros productos no tan básicos pero que también se empleaban, como la leche, azúcar, queso, arroz, fideos, maíz, achicoria, malta, cacao, manzanilla y té. El pescado seria escaso, habiendo sobre todo pescado en salazón, como abadejo y sardinas rancias. Las especias más empleadas eran el perejil, laurel, colarete, y el azafrán. Los postres de entonces eran: roscón, bollo, mantecado, madalenas y galletas que se hacían con la máquina de capolar.
El horario de las comidas dependía del trabajo y de la época del año, si bien parece que se hacían dos comidas fuertes al día.
La muralla ya se había roto para dar entrada por la calle Nueva y por la actual calle Buenos Aires (el portillo), la nevera había dejado de emplearse como fábrica de hacer hielo, y los pajares empezaban a construirse fuera del casco urbano. Y finalmente, parece probable que fuese aproximadamente en estos años cuando se abandona el culto en la ermita de Santa Quiteria.
Fuente y autor: “El Piquete” / Miguel Marco Martín
Jose Román Roche Nebra
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