Concluimos la muestra de material histórico documental sobre Azuara desarrollado en dos capítulos anteriores. Por no prolongarlo en excesivo y por carecer de importancia, se omiten algunos capítulos finalizando así el informe socioeconómico de Azuara en 1834. En este capítulo se informa de un tema primordial: la educación.
Artículo 12.
En este pueblo hay una escuela de primeras letras para la enseñanza de niños, pero ella no produce la enseñanza o educación necesarias, pues sin embargo de ser este pueblo de dilatado vecindario, apenas contamos más de treinta muchachos.
Los demás están entretenidos en la vagancia, destruyendo las huertas los arbolados y paredes de cercados por sacar un miserable caracol; otros andan por calles incomodando al vecindario con sus juegos y griteríos; otros están dedicados con sus padres al cuidado de cerdos y bueyes, saliendo a pastores con ellos de día y de noche, con lo que talan los campos y arbolados y los muchachos que los cuidan asaltan los cercados hurtando cuanto hay en ellos.
Así pues, es urgentísimo no castigar a estos muchachos por su desgraciada educación, pues en vez de corregir, el castigo irritaría y lo más oportuno es precisar a sus apáticos padres que los manden a la escuela, hasta la edad cuanto menos de doce años, porque hasta esa edad no pueden producirles ninguna utilidad, y el dejarles en vagancia sin educación alguna puede producir los males narrados y los que son consiguientes a su mala educación y total abandono.
El método que observa el maestro es el mandado por el Gobierno según el Reglamento que mandó a los pueblos, pero no según el método de don Mariano Vallejo. Se nota aprovechamiento en aquellos alumnos que concurren a la escuela todos los días del año, que son los menos dice el maestro, y según dice él mismo, no concurren ni aún la mitad, que serán sobre sesenta, y éstos en los meses de noviembre hasta marzo, y de ahí en adelante unos treinta porque desde esta época principian a producir las huertas y los emplean sus padres en el cuidado de ellas para que los demás muchachos que andan vagando no hurten sus producciones.
He aquí porque esta porción de niños que se instruyen en los meses referidos pierden en los meses restantes que no concurren todo cuanto han aprendido.
Estos males no se evitaran con el castigo, sino con un celo que con el tiempo remedie abusos inveterados. Los muchachos que deban asistir a la escuela según el vecindario son sobre porción seis. El local o escuela es suficiente para la enseñanza, pero no tiene el aseo o limpieza necesaria. Así pues, es necesario repararla y darle luces y comprar carteles para la instrucción.
El maestro tiene la suficiente instrucción para enseñar primeras letras. Su dotación consiste en 1.500 reales de vellón, pagados del fondo de Propios y doce cahices de trigo centenoso que se reparten a los padres de los muchachos, los cuales se cobran mal y en peor calidad de lo que es su especie.
El Capítulo Eclesiástico le da al Maestro por tocar el órgano ochocientos reales de vellón, pero para que el maestro se dedique únicamente a la enseñanza sin distraerse a otros objetos, y pueda enseñar otros conocimientos, es necesario aumentar dotación cuanto menos hasta 5.000 reales, o cuando ésta no pareciese conforme, V.S. determinar lo que estime por conveniente.
Escuela de niñas no hay en este pueblo, sin embargo de que es uno de los establecimientos más necesarios para el vecindario, pues da lástima ver el bello sexo en tan adusta ignorancia porque las más de las jóvenes contraen matrimonio sin saber las precisas y necesarias labores con que han de sostener decente a su familia y en parte contribuir con su trabajo a la subsistencia. De modo que el estado en que se encuentran ofrece el cuadro más lastimosos viéndolas tan desaliñadas y rotas sus ropas, en vez de serlo atractivo como es natural y peculiar en su sexo.
Los únicos medios que puede proponer el Ayuntamiento para pagar el aumento de la dotación del Maestro y la que se establezca debe darse a una maestra de niñas que sepa enseñanza, además de sus labores, leer, escribir y cantar.
Son las cantidades que produzcan las heredas que pertenecen a este vecindario y se daban al abastecedor de la carne, y ahora que V.M. (que Dios guarde) ha concedido la libertad de comercio y que todos venderán libremente la carne, las puede arrendar y sacar a pública subasta, como en efecto se han (…) quedan transadas y se sepa lo dan de ellas se enviara a V.S. Y formara el correspondiente expediente como se tiene mandado para que se doten al Maestro y Maestra, y ello dará a este vecindario atrasadísimo el mayor de los beneficios, pues sin él se harán infelices y despreciables.
Fuente: J.G. “Boletín Municipal” Azuara año 1986.
JoseRomán Roche Nebra