Recuerdo Azuara en los años 50 y principio de los 60, en esos años la población era sobre los 2.200 habitantes; se lavaba la ropa en las acequias y se bebía el agua en botijos; había carros tirados por caballerías y mucha vida en las calles y campos; había pobreza económica, pero había algo de apego al medio en el que se vivía. Yo nací en una de las “Casas de Juan Calvo” también llamada “Calle de las Flores” el verano de 1949, el final de la calle es un balcón natural donde puede verse la cercana huerta y las Peñicas al fondo. A la entrada de la calle la primera casa era habitada por Luís y Celedonia “los Banderos” sus cuatro hijas y un hijo, que me perdonen pero no recuerdo sus nombres; la segunda casa era de Manuel ”el Pititay” y señora Antonia, su hija Carmen, Manuel y Felipe que nació en ella el año 1937; seguía la casa de Martín Lahoz y la señora Maria “los Mocicos” con sus hijos Lupercio, Jesús, Ramón, Maria y Carmen; luego la casa de Isidoro Soriano y Pascuala con sus tres hijas Nati, Pilar y Maribel; llegamos a la casa de Catalina “la Cebolla”, Teresa y Tomás “el Ventero” con sus dos hijos Jose Román y Daniel; sigue la casa de Domingo Barreras “el Piolo” y la Masi con su hijo Rogelio; la casa de Pascual Fuertes “el Zabal” y su esposa Josefa; la última casa era la de Juan Calvo quien construyo todas ellas, yo era un niño pero tengo buenos recuerdos de él así como de su hijo Joaquín que de estudiante venia todos los veranos a ayudar a la recogida del cereal. Estoy hablando de los años 50, al parecer antes de 1935 en las casas vivieron otros vecinos de Azuara en la modalidad de alquiler hasta que poco a poco se fueron comprando las viviendas. He de reconocer que me ha dado felicidad haber nacido en una de estas casas y crecer en esa calle de este pueblo.
Las ocho casas fueron construidas a medida de las necesidades de familias que se dedicaban a la agricultura con una igual distribución interior: planta baja con acceso al patio, 2 habitaciones, cocina, y entrada a la cuadra con salida al corral y puerta zaguera a la calle de atrás; la planta superior tenia dos o tres dormitorios y granero. Construidas con paredes de piedra caliza de muy buena calidad y ventanas pequeñas para mayor aislamiento de los extremos del clima. Estas casas han cumplido ya alrededor de 85 años y están sólidas como cuando se construyeron, pero este año tres propietarios han querido “sacar la piedra” de sus fachadas. Como puede comprobarse en las fotografías, la piedra de las fachadas estaba semi oculta ya que cuando se construyeron se trataba de darle la mayor solidez a las fachadas y no importaba tanto la estética, este año los albañiles han intervenido quitado el yeso y restos de viejos encalados de las piedras y han realizado un nuevo rejuntado de manera perfecta con mortero de cemento, también se han mejorado ventanas y puertas dándole a las fachadas una estética muy agradable.
Los propietarios de las casas se merecen una felicitación por la decisión que han tenido en “sacar la piedra” y también los albañiles por el trabajo bien realizado, aunque en mi opinión podía haber quedado mejor si el mortero de rejuntado hubiera sido de cal (1) añadiéndole algún pigmento de color tierra que resaltara lo justo con la piedra caliza.
Desde aquí animo a los vecinos que quieran realizar mejoras en las fachadas de sus casas, a que lo hagan resaltando aquellos elementos de obra tradicionales que están semi ocultos y que aun quedan en muchas de las casas de Azuara.
Jose Román Roche Nebra
NOTA: (1) Solo la cal aérea tiene capacidad bioclimática y es capaz de conservarse en perfectas condiciones durante siglos, ya que posee poros que dejan transpirar las paredes y al mismo tiempo la impermeabilizan. (Wikipedia)
2 comentarios:
Muy entrañable tu artículo, José Román, describiendo a la perfección la vida en tu pueblo hace una décadas. Unicamente discrepo en lo de "sacar la piedra", que creo que es un error moderno muy común a partir de los años 70. Esos edificios hechos en buena mampostería (no sillería), nunca se concibieron para dejar las piedras vistas, sino con el revoco que las protege. Es lo mismo que si dentro de cien años, nuestros descendientes consideran que el tocho de los tabiques es más auténtico dejarlo visto y les diera por quitar el yeso.Un abrazo, J.M.Pinilla
Hola José Miguel gracias por tu interés. La verdad es que el tema daría para una conferencia aunque me temo que nos suscitaría mucho interés, pero si un artículo en este blog que para nosotros seria un honor, cuando quieras ya sabes.
Hace tiempo leí un artículo de Leonardo Puértolas Coli titulado “Sacar la piedra” en el que califica de moda sacar la piedra y dice: “Ningún "piquero" de los de antes se atrevería a desnudar una fachada que no fué expresamente construida para que la piedra fuera vista, del mismo modo que sería un pecado revocar una fachada de piedra vista original”.
Es cierto lo que dices de que estos edificios nunca se concibieron para dejar las piedras vistas, sino con el revoco que las protege. Como digo en el artículo, en mi opinión a las fachadas de estas casas se les rejuntaba la piedra al máximo porque lo importante era garantizar solidez, pero como te habrás dado cuenta en las fachadas se veía más la piedra que el revoco, después los propietarios encalaban las piedras por costumbre de origen árabe supongo.
Había varias opciones: dejar la fachada como estaba puesto que no existía ningún riesgo de deterioro, actuar eliminando solamente los restos de viejos encalados, sustituir el yeso de rejuntado de las piedras original por un mortero de cal dándole algo de color terroso. Otra opción elegida por algunos vecinos: revoco total y pintado de la fachada. Lo importante es que con la actuación se ha mantenido la autenticidad de su materia principal original que es la piedra y se garantiza la permanencia de su valor esencial.
En la revista “Serrablo” http://www.serrablo.org/boletin/s122/s122a10.html Leonardo Puertolas Coli escribe algo sobre el tema que puede servir para hacernos una idea y dejo la dirección para que lo lea el público. http://www.serrablo.org/revista/101/sacar-la-piedra
Gracias por darnos tu opinión José Miguel. A veces las cosas que deberían hacerse no se hacen y otras veces no se hacen del todo bien y lo digo no solo por actuaciones en viviendas de particulares, también en edificios de gran interés que son de todos y se restauran con dinero público con proyectos técnicos.
JoseRomán
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